Después de la pandemia
Trabajos tan dispares como el de chef de y el de experto en fuegos artificiales están en peligro de extinción en la nueva realidad por Covid-19.
BJ Homayouni, directora de festivales en Cedarburg, Wisconsin, nunca antes había tenido que organizar una celebración virtual de fresas. Robin Moore, un consultor de vinos de Milwaukee, Estados Unidos (EU), nunca había tenido que promocionar un Merlot a través de catas virtuales. Ashley McIlwee, rastreadora de contactos de una pequeña ciudad en las afueras de Chicago, nunca antes había tenido que jugar a detective de gripe, interrogando a los pacientes de Covid-19 sobre otras personas que podrían haber infectado.
La vida en la era del coronavirus es así: algunos de nosotros hacemos trabajos que no existían antes, y otros nunca volverán a realizar los mismos trabajos que hacían. “Se están creando nuevos puestos, como el seguimiento de contactos”, dice Becky Frankiewicz, presidenta de ManpowerGroup North America.
“Nunca habíamos usado esas dos palabras juntas, pero en las últimas semanas hemos visto entre 2,000 y 3,000 solicitudes en Estados Unidos (EU) de un trabajo que nunca antes había existido”, menciona Frankiewicz. El puesto de guardia de seguridad se está transformando en un verificador de temperatura. Y las grandes ciudades colocan a las personas en nuevos puestos de trabajo como “embajador de distanciamiento social”.
A medida que celebramos los ritos de iniciación en los tiempos de una pandemia —casarse, morir, graduarse, dar a luz, tener citas y celebrar en línea nuestros cumpleaños 40, 65 o 100— hay nuevas descripciones de empleos para las personas que nos ayudan a hacer esas cosas de manera diferente. Pronto voy a necesitar un nuevo tipo de asistente personal: alguien que me ayude a volver a teñir toda la ropa que arruiné con desinfectantes a base de cloro, además de un encantador de perros virtual para mis cachorros.
Algunos nuevos empleos van a ser fugaces: los organizadores de funerales virtuales deberían extinguirse eventualmente, a medida que disminuya el brote de Covid-19. Es posible que el próximo año no se necesiten graduaciones a través de Zoom, ni organizadores de ceremonias de graduación en automóvil. Pero los casamenteros sin contacto podrían quedarse como una nueva forma de vida.
Otras categorías de trabajo pueden marchitarse. Lástima por los chefs de foodtruck que producen twinkies fritos y corn dogs con azúcar de canela en las maravillosas ferias del condado del Medio Oeste; muchas de ellas posiblemente no se realicen. Pueden hacer entregas a domicilio o impartir clases a través de Zoom sobre cómo hacer aceitunas fritas envueltas en tocino en casa. Pero es difícil ver a las personas haciendo cola de la misma manera que antes.
¿Y cuántos a los vendedores de cerveza de 10 dólares necesitan los estadios de Grandes Ligas de Béisbol este año, si los equipos juegan la mitad de partidos ante la mitad de aficionados, o sin aficionados? Los especialistas en pirotecnia pueden quedarse sin trabajo, con la cancelación de las celebraciones del 4 de julio. Es posible que los bares necesiten menos personal para limpiar, si se reduce la capacidad. Los lectores de la mano tal vez tengan un mal verano. Y este no es el momento de audicionar como el cuarto corno francés de una orquesta.
Pero algunos cambios positivos podrían perdurar, dice Frankiewicz. Se están relajando algunos requisitos laborales: “Los empleadores piensan en lo que realmente es necesario, donde antes podrían haber dicho que un puesto requiere 10 años de experiencia y un título universitario, ahora dicen que un diploma de preparatoria es adecuado y dos años de experiencia”.
Las nuevas vacantes de tiempo parcial casi se duplicaron desde el primero de enero, “permitiendo a las empresas administrar sus balances y las personas para combinar el trabajo con el hogar y otros intereses”. Y la crisis puede beneficiar a los “jubilados que regresan”, como el personal médico retirado.
Pero estos nuevos trabajos vienen con nuevas tensiones. Ike Ogbo, jefe de salud pública de la ciudad de Evanston, en las afueras de Chicago, menciona que planea proporcionar asesores de salud mental para los rastreadores de contactos del coronavirus.
“Sabemos que esto puede afectar la mente del personal, escuchar noticias de personas que fallecen”, explica.
McIlwee, quien es una de las rastreadoras, le da seguimiento a los movimientos de 75 pacientes hasta ahora: “Algunos días han sido más difíciles que otros, solo tratamos de tomar un día a la vez y pensar en el bien que estamos haciendo”, dice.
El trabajo de Homayouni, dirigiendo su festival local de fresas, también presenta nuevos retos. Las salchichas de fresa normalmente se agotan en la feria. Ahora ella está tratando de armar un “kit de festival” que se pueda recoger antes del evento, para que los visitantes virtuales puedan comer y disfrutar esas salchichas en casa, con una copa de vino de fresa o un tarro de cerveza, mientras recorren virtualmente de un puesto de bayas en línea a otro.
La venta de kits justos de salchichas y bebidas alcohólicas podría ser una nueva fuente de ingresos, incluso después de que pase el coronavirus, dice. Su trabajo —y el de todos— se está transformando, y las personas tendrán que cambiar junto con ellos. Es posible que en el futuro no solo trabajemos desde casa: tendremos tareas que nunca podríamos haber imaginado antes.
“ES POSIBLE QUE EN EL FUTURO NO SOLO TRABAJEMOS DESDE CASA: TENDREMOS TAREAS QUE NUNCA PODRÍAMOS HABER IMAGINADO”