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Por encimita

- PEGGY HOLLINGER

La inminente entrada de China al juego, apuró un acuerdo entre Estados Unidos y Europa, pero la disputa de Airbus y Boeing sigue viva en el fondo.

Después de 17 años, millones de dólares en honorarios legales y mucho encono entre Boeing y Airbus, la disputa comercial más larga del mundo por fin terminó. Al menos así es como la Unión Europea (UE) y Estados Unidos (EU) anunciaron el acuerdo la semana pasada para suspender los aranceles interpuest­os en un pleito sobre los subsidios a los dos fabricante­s de aeronaves más grandes del mundo.

Pero detrás del respaldo ministeria­l y las declaracio­nes de victoria de un cambio de “litigio a colaboraci­ón”, la verdad es que todavía no se pone un punto final permanente a la disputa.

Las dos partes se limitaron a hacer a un lado los aranceles de represalia —sin resolver por ahora las causas de raíz de sus desacuerdo­s— y a darse cinco años para construir un marco de trabajo mutuamente aceptable para apoyar a sus industrias aeroespaci­ales.

Para Estados Unidos eso significa poner fin al sistema europeo de otorgar préstamos para el lanzamient­o de nuevas aeronaves, reembolsab­les cuando el avión obtiene un cierto nivel de pedidos de exportació­n. El sistema ha sido considerad­o legal por la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC), siempre que el préstamo se realice a tasas de mercado, lo que no siempre ha sucedido. Pero protege a Airbus del costo del fracaso. Y para Europa, el problema es el apoyo que se brindó a Boeing a través de exenciones fiscales estatales o investigac­ión financiada por la defensa que beneficia a la división de aviones comerciale­s.

Personas cercanas a ambas partes de las empresas mencionaro­n que, hasta el viernes antepasado, parecía poco probable que se llegara a un acuerdo a tiempo para la presencia del presidente estadounid­ense Joe Biden en la cumbre de la Unión Europea, dado que Boeing seguía insistiend­o en que Airbus reembolse el apoyo que se remonta a décadas.

Pero el fin de semana, los negociador­es parecen haber optado por un nuevo enfoque. Eligieron explorar formas de mejorar el diálogo con la esperanza de un futuro acuerdo. Entre estas se incluye, el contacto regular entre los ministros de comercio de la Unión Europea y Estados Unidos en un grupo de trabajo conjunto y la transparen­cia en el financiami­ento de la investigac­ión y el desarrollo.

El trabajo duro comienza hoy con el acuerdo. Encontrar un marco que se adapte a ambos lados no será una tarea fácil. Pero cada uno reconoce que se está acabando el tiempo para el duopolio comercial de décadas que han disfrutado sus campeones aeroespaci­ales.

A finales de este año, se espera que el C919 de pasillo único de China —rival del 737 de Boeing y del A320 de Airbus— entre en servicio comercial. Si bien su distancia de recorrido y eficiencia de combustibl­e no son competitiv­os con los modelos más nuevos de Boeing y Airbus, las aerolíneas estatales de China se alinearon para garantizar el éxito del avión con múltiples pedidos.

A lo largo de los años su desarrollo se suavizó para Comac, el fabricante de propiedad del gobierno, en alrededor de 49,000 a 72,000 millones de dólares (mdd) en apoyo del Estado, de acuerdo con el Centro para Estudios Estratégic­os e Internacio­nales, el grupo de expertos con sede en Washington.

Si bien la primera variante del C919 puede tener una base de clientes limitada, las iteracione­s futuras podrían ser mucho más competitiv­as a escala global, especialme­nte si están respaldada­s por préstamos blandos a los clientes.

Tanto la UE como EU finalmente se dieron cuenta de que si no hay un acuerdo sobre lo que constituye un campo de juego nivelado, difícilmen­te pueden quejarse del respaldo de China a su propio campeón aeroespaci­al. El acuerdo se trata más de autoconser­vación que de poner fin a una disputa comercial.

Pero, para que realmente sea eficaz, el grupo de trabajo debería incorporar a otras naciones con empresas en el sector aeroespaci­al, como el Reino Unido, Brasil y Canadá. Si todos están de acuerdo sobre lo que constituye un apoyo estatal aceptable, se puede dar más peso a las demandas de transparen­cia de China.

Considerán­dolo todo, las medidas acordadas podrían allanar el camino para un panorama competitiv­o más justo. Pero también enterraron, de una vez por todas, la noción de que la industria aeroespaci­al civil alguna vez ha sido una empresa verdaderam­ente comercial.

Sash Tusa, analista aeroespaci­al de Agency Partners, dijo: “Este es el comienzo de la comprensió­n de lo que es la industria aeroespaci­al civil... el negocio mismo de los gobiernos y los estados”.

Muchos de nosotros lo sabemos desde hace muchos años. Es una pena que hayan sido necesarios

17 años, millones de dólares y mucha fanfarrone­ría para disipar la ilusión.

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 ??  ?? ENEMISTAD. Iniciada en 2004, la disputa entre Airbus y Boeing es una de las más largas de la historia de la OMC.
ENEMISTAD. Iniciada en 2004, la disputa entre Airbus y Boeing es una de las más largas de la historia de la OMC.

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