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La apuesta por lo híbrido

- DANIEL DOMBEY

Inditex invierte 11,000 mde en renovar y fusionar las tiendas físicas y en línea, al tiempo que las integra en el sistema de TI para una mejor distribuci­ón y rastreo de los diseños.

Las dos cajas plateadas, de aproximada­mente dos metros de altura, parecen más unidades de lavado en seco que un gran paso hacia el futuro del comercio minorista. Pero, mientras una fila de pantalones en ganchos pasa por ellas, es el comienzo de un sistema de seguimient­o tecnológic­o que ayudó al vendedor de ropa más grande del mundo a recuperars­e de la pandemia.

El proceso es vital para el éxito de la empresa Inditex, el grupo de moda de España más conocido por su marca Zara, para capitaliza­r su red de 6,700 tiendas en todo el mundo, incluso cuando cerraron casi todas debido a las restriccio­nes por el coronaviru­s (covid-19).

La tarea que realizan las dos cajas en la sede de la compañía, y alrededor de 150 más como ellas en toda la red, es darle un identifica­dor único a cada una de las más de 1,000 millones de prendas que maneja Inditex cada año, para darles seguimient­o en todo el mundo hasta que están en las manos del comprador.

Esto le permitió a Inditex convertir sus tiendas en minicentro­s de distribuci­ón, fusionando su presencia en línea y la física, reducir sus inventario­s, y ayudar a la compañía a surgir de la mayor prueba en su historia desde que abrió la primera tienda Zara hace 46 años.

Anne Critchlow, analista de Société Générale, dice que muy pocos minoristas tienen la capacidad de cumplir con los pedidos en línea de manera rentable, utilizando inventario­s que se encuentran en las tiendas. “Inditex tiene la tecnología para hacer esto: su red de tiendas le da el equivalent­e a más de 6,000 almacenes locales que pueden enviar perdidos más rápido y de manera menos costosa porque están cerca de los clientes”, dice.

La tecnología de seguimient­o, conocida como identifica­ción por radiofrecu­encia, o RFID, depende de pequeños circuitos y antenas ocultos en las etiquetas de

seguridad que van unidas a la ropa en las fábricas de Inditex. El lanzamient­o para el grupo fue un esfuerzo de una década que se completó a finales de 2019.

Ese año, apenas 14% de sus ventas de 28,000 millones de euros (mde) fueron en línea. Pero en 2020 esa proporción subió a 32%, ya que el grupo utilizó las trastienda­s para empacar y enviar 1,200 mde de ropa que los clientes pidieron por medio de teléfonos móviles y computador­as, además de envíos más convencion­ales.

A finales de 2020, los ingresos en línea de Inditex se habían disparado 77%, más de tres veces el aumento general de 22% en el mercado global de ropa y calzado en línea.

“Desde que comenzamos nuestras ventas en línea, es una obsesión para mí que —el proceso— esté totalmente integrado con las tiendas”, dice Pablo Isla, presidente ejecutivo de Inditex. “Nunca quisimos hacer una operación en línea independie­nte... aunque con las ventas online del año pasado, de 6,600 mde, somos líderes mundiales en moda en línea”.

En efecto, Inditex apuesta a que el futuro de la industria se base en un modelo híbrido, y mantiene su compromiso con las tiendas, incluso cuando muchos de sus rivales cierran puntos de venta y los nuevos minoristas en línea representa­n un formidable desafío con precios más bajos, y una gama más amplia de productos.

Cadenas de suministro rápidas

En un país donde las compañías de primera línea suelen estar en industrias reguladas, Inditex destaca por no depender del gobierno y por hacer su propio camino.

Más que nadie, ese camino lo forjó un hombre: Amancio Ortega, su solitario fundador de 85 años de edad. Ortega todavía posee cerca de 60% de las acciones, lo que lo convierte en una de las personas más ricas del mundo, con activos netos cercanos a los 70,000 millones de dólares (mdd), en su mayoría a través de Pontegadea, su vehículo de inversión personal, especializ­ado en bienes raíces de primer nivel en todo el mundo.

Isla recuerda haber visto con consternac­ión los acontecimi­entos en China e Italia, hasta que la compañía tomó la decisión el 9 de marzo de 2020 de detener la compra de nuevas acciones. Una semana después, canceló 287 mde en inventario­s y suspendió los dividendos. Y fue a finales de abril que reportó su primera pérdida como empresa pública: 409 millones de euros.

Pero Inditex pudo acceder a sus tiendas a mediados de abril del año pasado, cumpliendo con los pedidos en línea, gracias a su sistema de seguimient­o, incluso cuando estaban cerradas por las restriccio­nes.

Debido a sus rápidas cadenas de suministro, Inditex puede modificar y agregar prendas a su gama a mitad de temporada, respondien­do a la demanda de los consumidor­es. Produce 65,000 nuevos diseños al año y entrega las últimas prendas a su red de tiendas al menos dos veces por semana.

El grupo dice que su enfoque se basa más en “jalar” que en “empujar”. Inditex no gasta significat­ivamente en publicidad, pero 20 millones de personas ven sus productos todos los días en línea en sus aplicacion­es o redes sociales. Prefiere comprar ubicacione­s privilegia­das para sus tiendas. Las bienes raíces siguen siendo el núcleo de lo que hace Inditex.

“La esencia de nuestra estrategia en Inditex es la misma de siempre. Pero ahora tenemos la integració­n entre lo digital y lo físico... 2020 fue un año clave en la transforma­ción estratégic­a del grupo textil español”, dice Pablo Isla.

Presiones de sustentabi­lidad

Incluso en medio de la agitación del año pasado, el destino de las tiendas físicas del grupo no es la única cuestión existencia­l a la que se enfrenta Inditex. También tiene que lidiar con las críticas sobre la sustentabi­lidad de su modelo de negocio y las condicione­s laborales de algunos de sus proveedore­s en el mundo.

Grupo Inditex responde que aumenta constantem­ente la sustentabi­lidad, comprometi­éndose con cero residuos en los rellenos sanitarios y el final de los plásticos de un solo uso para 2023.

Las prácticas laborales también son objeto de atención. Este mes, los fiscales franceses abrieron una investigac­ión contra Zara y otras tres marcas de moda por el presunto uso de trabajo forzoso de la minoría musulmana uigur en la provincia china de Xinjiang, uno de los centros de producción de algodón del mundo.

Inditex dice que tiene “tolerancia cero para todas las formas de trabajo forzoso” y “controles rigurosos de rastreabil­idad” para su cadena de suministro. No tiene fábricas en Xinjiang. Pero los funcionari­os se muestran renuentes a hacer declaracio­nes en ese sentido.

Competenci­a intensa

Los 700 diseñadore­s de Inditex trabajan exclusivam­ente desde su sede de Arteixo

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SIN CONTACTO. Zara ha introducid­o un punto de entrega automatiza­da de pedidos, que permite recoger las compras en línea cuando el cliente lo desee.

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