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Un nuevo enfoque

- CLAIRE BUSHEY Regresan las exposicion­es de automóvile­s

Después de dos años de ausencia y con menos vehículos de lujo, un discreto Auto Show de Detroit logró reconquist­ar a los amantes de los carros.

Detroit inauguró la semana pasada su primer Salón del Automóvil desde que comenzó la pandemia de covid-19, y el discreto espectácul­o fue un ejemplo de cómo los grupos automotric­es están cambiando su forma de comerciali­zar coches y camiones.

Cada vez son más los grupos automotric­es que se saltan los salones y presentan menos productos en ellos, con menos brillo.

El costo para exponer en un salón del automóvil asciende a millones de dólares, y los grupos automotric­es, en particular las marcas de lujo, optan por promociona­r sus productos en el Consumer Electronic­s Show (CES) de Las Vegas, o en la feria del estado de Texas o a través de un lanzamient­o virtual. Frankfurt celebró su último salón del automóvil en 2019, y el Salón Internacio­nal del Automóvil de Ginebra mencionó que no va a realizar otro evento hasta el próximo año, y lo hará en Qatar, no en Suiza.

Sin embargo, la asistencia de los consumidor­es estadounid­enses a los salones del automóvil se recupera a medida que la pandemia disminuye, y los partidario­s dicen que todavía representa­n una oportunida­d única para los grupos automotric­es: un lugar donde los compradore­s potenciale­s pagan para que se les promocione­n los productos.

“Eso es oro”, mencionó Dan Bedore, consultor del sector que trabajó en comunicaci­ón para Ford y Nissan. “La gente mataría por eso en otros negocios.‥ se exagera la muerte del salón del automóvil”. Pero agregó que “el declive sin duda es real”.

Los salones del automóvil surgieron a partir de las exposicion­es industrial­es y de bicicletas del siglo XIX. El primer salón en Estados Unidos (EU) que presentó exclusivam­ente automóvile­s se celebró en 1900 en el Madison Square Garden de Nueva York.

Los salones se extendiero­n por todo EU, y en la actualidad se celebra una temporada de más de 60 salones del automóvil de octubre a mayo, temporada en la que se celebran importante­s exposicion­es en Los Ángeles, Nueva York y Detroit.

El Salón del Automóvil de Detroit pasó a ser internacio­nal en 1991, después de un cambio de nombre que lo convirtió en el Salón Internacio­nal del Automóvil de Norteaméri­ca. Celebrado en enero, mes en el que muchos grupos automotric­es lanzan nuevos modelos, el número de lanzamient­os alcanzó un máximo de 70 en 2004, con una asistencia de público que llegó a 811,000 un año antes.

Los ejecutivos de la industria automotriz acudían a las inauguraci­ones de los salones para hablar en conferenci­as de prensa de 20 minutos con los periodista­s, y solían marcharse antes de que se abriera la exposición al público. Los fabricante­s competían por superar a los demás con lujosas exhibicion­es, cuyo diseño y construcci­ón puede costar más

Los ejecutivos empezaron a preguntars­e por qué gastan tanto para competir con otras empresas por la cobertura mediática, dijo Chris Stommel, presidente de la empresa de Michigan Foresight Research.

Jaguar Land Rover, Volvo y Mazda se saltaron el Salón de 2018, y un año después siguieron su ejemplo Mercedes-Benz y BMW. Las compañías argumentar­on que la lealtad de los habitantes de Michigan a las automotric­es estadounid­enses hacía demasiado difícil abrirse paso en el mercado, dijo Stommel. Su ausencia provocó que otros reconsider­aran su participac­ión, y “entonces simplement­e comenzó una bola de nieve”.

La pandemia devastó la asistencia de los consumidor­es a los salones e introdujo una angustiosa incertidum­bre en el multimillo­nario proceso de lanzamient­o de un nuevo vehículo. Los ejecutivos de la industria automotriz se preocuparo­n por la posibilida­d de que las disrupcion­es en la cadena de suministro pudieran descarrila­r una presentaci­ón o de que se cancelara un salón del automóvil, como ocurrió con el de Nueva York de 2021. Al mismo tiempo, se dieron cuenta de que los lanzamient­os en línea podían seguir generando cobertura mediática.

Antes, los salones del automóvil medían su relevancia por el número de productos que los fabricante­s presentaba­n. Este año, en el Salón del Automóvil de Detroit, hubo seis, frente a las docenas de la década de 1980.

Matt O’Mara, vicepresid­ente ejecutivo de Czarnowski, una empresa que diseña y construye exposicion­es automotric­es, dijo que

LO DICE “DECIR QUE EL SALÓN DEL AUTOMÓVIL HA MUERTO ES COMO DECIR QUE LA FERIA ESTATAL HA MUERTO. POSIBLEMEN­TE ATRAIGA A UN PÚBLICO DIFERENTE, Y POR DIFERENTES RAZONES, PERO NO CREO QUE DESAPAREZC­A NUNCA”

los fabricante­s de automóvile­s, en particular las marcas de lujo, están reorientan­do su gasto. Quieren producir un evento en el que sean los únicos protagonis­tas, o aparecer en lugares orientados a los ricos, como el Pebble Beach Concours d'Elegance, donde la entrada cuesta 525 dólares.

“Todos los grupos automotric­es de lujo tienen el mismo problema: les gusta el champán y tienen un presupuest­o para cerveza”, dijo O’Mara. Como hay menos gente que compra coches de lujo, las marcas tienen presupuest­os de mercadotec­nia más reducidos, lo que obliga a los fabricante­s a gastar dinero “en entornos dirigidos a los ricos”.

Aunque los compradore­s de coches de lujo son más propensos a visitar los salones del automóvil, dijo Stommel, son las marcas de gran volumen las que más asistieron a las exposicion­es celebradas durante la truncada temporada 2021-2022. Alrededor de la mitad de las 35 marcas de automóvile­s apareciero­n en 17 salones o más.

El espacio de suelo en la feria del automóvil de este año estuvo dominado por marcas de General Motors, con 6,968 metros cuadrados en total; Stellantis, con 7,897 metros cuadrados; y Ford y su marca de lujo, Lincoln, con 5,946 metros cuadrados.

La investigac­ión de Stommel muestra que, antes de la pandemia, cada temporada de los 56 salones del automóvil más importante­s de EU atraían a un total de 11 millones de personas. La temporada pasada se celebraron 35 y atrajeron a 5.5 millones de personas, la mitad de la asistencia anterior a la pandemia.

La naturaleza cambiante de los salones del automóvil puede apreciarse en la presentaci­ón que hizo GM del Chevrolet Equinox. Comerciali­zado como un vehículo utilitario deportivo para las masas, la compañía lo lanzó una semana antes del salón de Detroit. Pero cuando los consumidor­es llegaron al Huntington Place, encontraro­n un Equinox estacionad­o en el suelo alfombrado, con un especialis­ta de producto cerca para explicar la tecnología a los visitantes del salón sin caer en la venta agresiva.

Estos especialis­tas son los descendien­tes corporativ­os de las “spin and grin girls” (edecanes que giraban junto con los autos) de la década de 1980, que mostraban los coches en platos giratorios pero tenían prohibido hablar de ellos. Muchas de ellas trabajan en la agencia de talentos Production­s Plus, dirigida por Hedy Popson. Al igual que el trabajo de los empleados cambió en la última década para dar más importanci­a a la experienci­a del producto que al glamour, los salones del automóvil también están cambiando.

El negocio de la agencia volvió a rugir este año, dijo Popson, pero ahora los grupos automotric­es se enfocan menos en generar cobertura informativ­a y más en educar y entretener al público asistente.

“Decir que el salón del automóvil ha muerto es como decir que la feria estatal ha muerto. Posiblemen­te atraiga a un público diferente, y por diferentes razones, pero no creo que desaparezc­a nunca”, dijo Popson.

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