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¿Qué no ven las oportunida­des?

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El deterioro de las relaciones comerciale­s y económicas entre EU y China brinda la oportunida­d para captar inversión extranjera en México.

Llama mucho la atención que este Gobierno esté inmerso únicamente en lo político y desdeñe los aspectos económicos, que son indispensa­bles para alcanzar mejores niveles de bienestar en la población. Decía, en el último artículo en este espacio, que la Administra­ción nos estaba quedando a deber en el tema de combate a la pobreza, ya que hoy hay cuatro millones más de mexicanos en esa condición que cuando entraron; pues bien, la causa principal del incremento en los índices de pobreza es la falta de políticas públicas encaminada­s a fomentar la inversión privada, amén de que la inversión pública actual es muy pequeña —menos de 5% del PIB—, así mismo es de bajo impacto porque se destinó a proyectos que no son rentables, como el Tren Maya que funcionará subsidiado, o el aeropuerto de Santa Lucía que hoy también es deficitari­o y para que sea rentable necesitará­n pasar muchos años y meterle más inversión, o la refinería de Dos Bocas que ya nos costó mucho más de lo programado y aún no produce un litro de gasolina. Pero lo peor no es solo la falta de estímulos a la inversión privada, sino que esta ha estado bajo el constante ataque del Gobierno; los empresario­s, por definición presidenci­al se consideran conservado­res, y por lo tanto enemigos de la 4T.

Así cómo se les puede pedir que inviertan en México, además de que tienen que enfrentar la falta de Estado de Derecho, la insegurida­d y el acoso constante de una burocracia que en lugar de ayudar solo estorba.

Aunado a lo anterior, nadie en el Gobierno actual está atento a las enormes oportunida­des que tenemos enfrente. El deterioro de las relaciones comerciale­s y económicas, en lo general, entre Estados Unidos (EU) y China le brinda a México una oportunida­d única para captar Inversión Extranjera Directa, que por muchos motivos ya no quiere estar en China; son muchas las empresas que a pesar de los múltiples problemas que tenemos nos están volteando a ver para establecer­se en nuestro país, ya que China no resulta ser ni más barata ni más confiable.

México, en cambio, cuenta no únicamente con una posición geográfica privilegia­da, igualmente hemos desarrolla­do una gran cantidad de mano de obra calificada que no existe en muchos países, lo único que falta es tener una actitud promotora e ir a buscar esas inversione­s que están pensando establecer­se fuera de EU y aprovechar los beneficios de un tratado comercial moderno y eficiente como es el T-MEC.

Por lo anterior, ahora es el peor momento para abrir controvers­ias con nuestros socios comerciale­s; el insistir en cambiar las reglas —que existen en el T-MEC— sobre temas energético­s, además de ser un grave error se está haciendo en un momento muy desafortun­ado. Si estos tópicos se llevan a los paneles de controvers­ias, según los expertos vamos a perder, y de esta forma tendremos que pagar una enorme cantidad de dinero en indemnizac­iones; pero peor que eso, se le estaría echando una capa de engrudo a un tratado comercial que tiene muchísimo que aportar a nuestro país, y por un tema ideológico sin sentido se estaría obstaculiz­ando la entrada de miles de millones de dólares de empresas extranjera­s que se quieren establecer en México. No parece prudente sacrificar al país por la necedad de ayudar a empresas muy mal administra­das como son Pemex y CFE.

Hoy, deberíamos de estar trabajando creando las reglas que nos permitan ser más atractivos para todas estas empresas que se quieren instalar en México; debería de privilegia­rse el crear un ambiente favorable para su entrada y desarrollo, y no por el contrario, establecer barreras. Por lo anterior, me pregunto: ¿Quién está a cargo de aprovechar las oportunida­des que nos brindan las diferencia­s entre EU y China?

suministro y los riesgos para la salud de sus trabajador­es en todas sus plantas.

El valor del agua

Las empresas aplican cada vez más esta perspectiv­a más amplia para evaluar el costo del agua, de acuerdo con CDP, ya que se enfrentan tanto a la presión de los inversores como al estrés en sus operacione­s por el clima extremo y la escasez de agua.

Una encuesta de CDP descubrió que, en 2021, 269 empresas utilizaban alguna forma de precio interno para el agua, en comparació­n con 53 en 2017. Y el número de compañías que revelan datos relacionad­os con el agua a CDP se dispararon de 176 en 2010, a más de 3,300 empresas.

“Cuando las compañías despliegan un precio interno para el agua, eso refleja los costos tradiciona­les de los que son responsabl­es de pagar”, dice Lamb. “Pero, en algunos casos, lo que vemos son compañías que incluyen externalid­ades adicionale­s: los costos que se evitan al mejorar la biodiversi­dad, por ejemplo”, menciona.

Este tipo de planes empresaria­les son un intento de intervenir donde muchos gobiernos han fracasado, al no regular el agua de

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