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La fórmula estrella

Desde Lionel Messi hasta Cristiano Ronaldo, los jugadores más veteranos de la Copa del Mundo traen la misma adrenalina, pero más equilibrio, a las canchas de Qatar.

- SIMON KUPER

El año pasado vivía cerca del estadio Santiago Bernabéu de Madrid, por lo que pasé muchas tardes viendo a Karim Benzema. El delantero francés del Real Madrid que el mes pasado ganó el Balón de Oro al mejor jugador del mundo, con 34 años pasa gran parte de cada partido paseando. Examina, registra la ubicación y el movimiento direcciona­l de cada uno de los jugadores a su alrededor. Luego, cuando de repente corre a toda velocidad, les dice a sus compañeros: “Vi un hueco. Denme el balón ahora”.

Una vez que le dan el balón, sigue examinando incluso cuando está con el balón en el área de penales. Aprovecha cada fracción de segundo que le dejan los defensores hasta que identifica la opción óptima, ya sea disparar o pasar el balón. Cuando el balón entra a la porteria, Benzema suele incluso celebrarlo con calma. Había visto venir el gol antes que nadie. En Qatar, aspira a ganar el Mundial con Francia. Benzema ejemplific­a una tendencia de este torneo, y de hecho del deporte moderno: muchos de los mejores jugadores están entrando a la mediana edad.

Un grupo de hombres nacidos entre 1985 y 1988 se encuentran entre los nombres más importante­s que asisten a este Mundial. Lionel Messi, que probableme­nte sigue siendo el mejor futbolista del mundo, tiene 35 años. Cristiano Ronaldo se mantiene como el goleador más confiable de Portugal a sus 37 años, la misma edad que el medio croata Luka Modric. Entre los tres, ha ganado todos los Balones de Oro desde 2007, ningún jugador nacido después de 1987 ha ganado.

Las estrellas veteranas reinan también en otros deportes. Serena Williams y Roger Federer dominaron el tenis, con 40 y 41 años, respectiva­mente. El quarterbac­k Tom Brady regresó a la NFL, con 45 años. Resulta tentador ver una tendencia en este sentido y concluir que la mejora de las dietas y la atención médica, además de unas normas más estrictas contra las entradas peligrosas en el futbol, prolongaro­n las carreras deportivas.

Muchos de los jugadores que van a Qatar son veganos abstemios con gimnasio en sus sótanos. A medida que se hacen más grandes, suelen aumentar más su autocuidad­o.

¿Por qué la mejora de los cuidados no parece haber aumentado la longevidad general en el futbol? Bueno, los jugadores más jóvenes también se cuidan más, y están en ventaja a medida que la velocidad del juego se acelera. El estilo táctico dominante ahora es la presión agresiva (pressing): en el momento en que un equipo pierde el balón, los jugadores se combinan para perseguir a los rivales.

El exentrenad­or del Arsenal, Arsène Wenger me dijo en 2020: “En la actualidad, el futbol va a 321 kilómetros por hora, así que primero tienes que demostrar que puedes ir en el tren. Una vez que estás en él, puedes expresar tu talento. Pero si no puedes subirte al tren, no juegas”. Los sprints de alta intensidad son cada vez más valorados en el futbol, y los jugadores más jóvenes los realizan más.

Independie­ntemente de lo que hagan los deportista­s para mantenerse en forma, entrarán en declive físico incluso antes de cumplir los 30 años. Un futbolista a los 30 años saltará más despacio y menos alto que antes. Por otra parte, las lesiones sufridas a lo largo de la carrera tienen un efecto acumulativ­o.

Así que hay dos hechos aparenteme­nte contradict­orios. Uno: no existe una tendencia general al envejecimi­ento en el deporte masculino. Dos: muchos de los mejores jugadores de diversos deportes tiene más de 30 años. ¿Qué explica esto?

En 2008, buscando el secreto de la eterna juventud, visité el campo de entrenamie­nto del AC Milan en Milanello. En 2007, el Milan había ganado la Liga de Campeones con un once inicial en el que la mayoría de los jugadores tenían 31 años o más.

Un hombre alto y canoso, Jean Pierre Meersseman, director general del llamado Milan Lab, un equipo médico que trabajaba por el “bienestar” de los jugadores, parecía haber descifrado el problema del envejecimi­ento. Cuando le pregunté: “¿Cuál es la edad máxima de un futbolista?”, respondió: “Creo que está en torno a los 40 años. Antes eran 33, 34 como máximo”.

Se mostró renuente a desvelar los secretos del Milan Lab, y dijo que: “Si puedes predecir la posibilida­d de lesiones, detienes al jugador antes”. A cada jugador se le daba una calificaci­ón entre uno y 10 por sus niveles estructura­les, mentales y bioquímico­s. Cualquiera que tuviera una puntuación de 4.7 o menos corría el riesgo de lesionarse. El sistema funcionó.

Pero hay otra cosa que dijo que probableme­nte explique mejor la resistenci­a de Benzema y de otros jugadores. Meersseman elogiaba a Ronaldo, el delantero brasileño del Milan. “El jugador es capaz de percibir las situacione­s tan rápido, y de reaccionar también”. El brasileño parecía ver el desarrollo del juego casi a cámara lenta.

El Milan Lab cree que esta cualidad de “percepción sensorial”, de “interpreta­ción de los detalles dentro del cerebro”, podría ser la más importante en el futbol. Y es una cualidad que mejora con la edad, tanto en los jugadores comunes como en las estrellas.

Pero la mejora de la percepción sensorial no es suficiente para que se detenga a la mayoría de los jugadores más viejos. Solo los mejores futbolista­s merecen que se les conserve hasta la mediana edad. En un campo en el que la presión redujo el espacio de juego, la percepción sensorial de un Benzema o un Messi, que puede encontrar los huecos más pequeños, es simplement­e demasiado valiosa para perderla.

En el París St-Germain, por ejemplo, el lateral derecho marroquí Achraf Hakimi a veces funciona como las piernas de Messi, cubriendo los huecos que deja, lo que le permite centrarse en actividade­s de gran valor. Las estrellas veteranas reservan su fuerza para los momentos que cuentan, normalment­e en torno a la portería contraria. Wenger dijo: “Los mejores delanteros de Europa tienen más de 30 años. Aprovechan los errores del rival”.

Con la edad, un jugador brillante aprende a elegir la mejor opción de su caja de herramient­as. El entrenador del Manchester City, Pep Guardiola, dijo que si observabas a Messi con el balón y presionaba­s el botón de pausa, siempre toma la opción óptima. Sin embargo, Messi tardó años en conseguirl­o. A sus 32 años, dijo, “aprendí a leer mejor los partidos, en qué momento y dónde tengo que ser eficaz y decisivo”.

Y con la edad, los jugadores mejoran a la hora de calmar las emociones del futbol. En la biografía de Ibrahimovi­ć, describe cuando a su equipo Milan le otorgaron un penal a favor contra la Roma. Su compañero Franck Kessié le dice que lo tire. Ibrahimovi­c, que sabe que está a punto de ser sustituido, escribe: “Hace diez años habría tomado el balón y lo habría pateado. Mi ego habría exigido que anotara el gol y luego saliera del campo”.

Pero lo que quiero ahora es que el equipo gane confianza y sienta que son ellos los que mandan... voy a salir pronto y ellos tienen que sentirse fuertes para llevar los tres puntos a casa. Le respondo: “No, Franck. Tíralo tú”.

Kessié anota, Ibrahimovi­c sale de la cancha, y el Milan aguanta para ganar. Ibrahimovi­c reflexiona: “Antes era pura adrenalina, pero ahora soy adrenalina y equilibrio”.

Por supuesto, los genios de hoy pueden mostrar estas cualidades solo porque la medicina, la dieta y la prohibició­n de las entradas violentas preservaro­n sus cuerpos. Imaginemos que las estrellas del pasado hubieran tenido las mismas ventajas. La historia del Mundial podría haber sido muy diferente.

LO DICE “LAS ESTRELLAS VETERANAS RESERVAN SU FUERZA PARA LOS MOMENTOS QUE CUENTAN, NORMALMENT­E EN TORNO A LA PORTERÍA CONTRARIA”

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