Tendremos un sexenio perdido en términos de crecimiento
México tiene que reforzar su soberanía como un país exitoso, con mejores instituciones y mejores niveles de vida.
Esta Administración ha olvidado que, para que un país progrese requiere de un crecimiento estable y sostenido. En general cuando una nación logra lo anterior, se dice que se desarrolla de forma adecuada ya que las variables más importantes mejoran: disminución de los niveles de pobreza, crecimiento del empleo e incremento de salarios en términos reales, entre otras, aunque son más difíciles de medir, son de mayor importancia, tales como mejores niveles de salud, educación de calidad, vivienda digna, etc. Además el crecimiento ayuda a que disminuya la inseguridad y la criminalidad. En resumen, lo que busca el crecimiento es crear mejores niveles de vida para toda la población.
Es cierto que el desarrollo o el crecimiento no impide que las diferencias entre pobres y ricos existan, y más aún se amplíen en muchos casos; aunque los pobres sean menos pobres estas diferencias ofenden, y la razón es que pareciera que a pesar de que todos los habitantes de un país mejoran sus niveles de vida, el hecho de que algunos obtengan mayores beneficios pues genera suspicacias. El tema es difícil de tratar, ya que a muchos les va mejor porque son más productivos y más trabajadores, pero también es cierto que para otros no importa lo mucho que trabajen o luchen, ya que por distorsiones de los propios sistemas simplemente mejoran, pero no como otros. Aquí es donde es necesario trabajar para que las posibilidades de éxito sean cada vez más parejas, amén de que se puedan aplicar políticas fiscales que busquen recortar la brecha entre ricos y pobres.
Lo que pretende implantar en México la Cuarta Transformación es un esquema donde el crecimiento no es importante, es más llevan cuatro años haciendo todo lo posible para que el país no crezca, empiezo con el tema de la inversión. Para que un país logre mejores niveles de desarrollo o crecimiento, lo primero que tiene que hacer es fomentar la inversión, y sobre todo la privada, ya que para la pública los recursos del estado son limitados y están comprometidos en pensiones, educación, salud, etc; todas las políticas públicas de los últimos años han sido contrarias a la inversión privada, desde la cancelación del Aeropuerto de Texcoco hasta el confrontamiento constante con los empresarios, y ni qué decir de los daños que nos ha causado el que haya querido cambiar las reglas del juego, incluido el T-MEC que nos puede costar nuestro futuro, pero además si eso no sucediera, estaríamos dejando pasar la gran oportunidad que representa el distanciamiento de China con EU.
Muchas empresas que en su momento se establecieron en China se han dado cuenta que el país asiático ya no ofrece lo que ellos estaban buscando, resulta que los sueldos no son tan bajos como los inversionistas pensaban, aunado a que China se convirtió en un peligro por prácticas contrarias a respetar los derechos de los demás, como las patentes; esto último es muy delicado, pues los chinos se han dedicado a robar tecnología de Occidente sin pagar licencia.
México brilla ahora como un destino perfecto para recibir toda esa inversión extranjera que está desencantada de China; es una oportunidad que aparece muy de vez en cuando, y por miopía la estamos dejando pasar. Es imperativo un cambio de actitud, dejemos la ideología de izquierda radical que no entiende que para crecer es necesario incrementar la inversión privada, dejemos de lado los conceptos que atacan a los empresarios simplemente por ser empresarios, dejemos ese nacionalismo equivocado que lo único que ha logrado es aislarnos. Reforcemos nuestra soberanía con un país más exitoso, con mejores instituciones y mejores niveles de vida. Si no hacemos algo, este será un sexenio perdido.