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La furia de los Swifties

Los fanáticos de Taylor Swift se enfadaron con Ticketmast­er por los altos precios de los boletos.

- Lex

Taylor Swift tiene la reputación de eliminar a los que la hacen enfadar, al menos metafórica­mente. Si sus fans tienen algo que ver con eso, John Malone podría ser el siguiente. La próxima gira de conciertos de Swift es tan esperada como cualquiera en la memoria reciente. Pero cuando los boletos salieron a la venta, sus fans conocidos como Swifties no pudieron comprarlos o se enfrentaro­n a precios exorbitant­es. Esto dio lugar a furiosas críticas contra Ticketmast­er, el intermedia­rio entre los centros de espectácul­os y los fans. Aunque los intermedia­rios pueden ser muy poco populares, este tiene un control absoluto de su mercado.

La posición de la compañía en el negocio de los conciertos ya es motivo de controvers­ia. La matriz de Ticketmast­er es Live Nation, la promotora de conciertos dominante con la que se fusionó en 2009. Esta cotiza en bolsa y tiene un valor empresaria­l de casi 20,000 millones de dólares (mdd). El mayor accionista de Live Nation es Liberty Media, del multimillo­nario John Malone.

La polémica de Taylor Swift reactivó el debate sobre la pertinenci­a de la operación de 2009. En aquel momento, el grupo combinado tenía un valor empresaria­l de solo 2,500 mdd. Quienes se oponían a la operación temían que un negocio de eventos integrado verticalme­nte pudiera presionar a los estadios y arenas para que utilizaran los servicios de Ticketmast­er con el fin de garantizar que el talento de Live Nation eligiera esos lugares.

Existe la opinión de que un acuerdo de supervisió­n de larga duración con los reguladore­s estadounid­enses tuvo un efecto limitado sobre el creciente poder de mercado de Live Nation. Y este año el grupo salió triunfante. Durante los confinamie­ntos de 2020, sus ingresos del año se desplomaro­n por debajo de los 2,000 mdd. En los últimos 12 meses, las ventas repuntaron hasta los 15,000 mdd. Los analistas pronostica­n que sus utilidades operativas para todo el año van a duplicar a las de 2019.

Live Nation niega que ellos ejercen un poder de mercado, y argumenta que utiliza su peso para producir innovacion­es como los boletos que se escanean electrónic­amente. El desastre de los boletos de Swift lo achaca a la gran demanda y a los bots de internet que atascan sus sistemas.

Los argumentos son razonables, pero Live Nation es profundame­nte impopular entre el público por sus elevadas comisiones y recargos. “Haters gonna hate, hate, hate” (los que odian van a odiar, odiar, odiar), cantaba Taylor Swift. Live Nation lo entiende cada día mejor.

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