Dorando la píldora
Tanta coincidencia en política solo puede responder a una estrategia, una que hoy apunta, echando mano del lenguaje coloquial, a dorar la píldora a los seguidores de Andrés Manuel López Obrador. ¿En qué consiste? En que los partidos opositores al tabasqueño y analistas de todo signo se han esmerado en correr la especie de que aun con la eventual derrota en el Estado de México, Morena ya ganó.
La elección está cerrada con los números que todo mundo conoce, aunque a estas alturas las encuestas están tan desprestigiadas que acaso sirvan como referentes, al fi nal siempre obligados en una competencia por el voto. Con ese antecedente, una importante porción de la clase política ha repetido que Morena gana aun perdiendo, con el fin evidente de frenar cualquier conflicto poselectoral y exhibir toda protesta como una conducta fuera de la ley.
La apelación de un resultado electoral está prevista en las leyes correspondientes. Hay una Fiscalía Electoral que atiende las denuncias y les da curso si proceden. Los delitos en la materia están tipificados. Y todo competidor tiene derecho a acudir a ese recurso. De hecho, ayer mismo Fiscalía Electoral, PGR y Policía Federal lanzaron un operativo en busca de madrigueras de mapaches, centros operativos de la delincuencia electoral.
Hay, sin embargo, una tendencia a señalar de mal perdedor y picapleitos a quien busca que se indague y resuelva un diferendo comicial. Otro ángulo del asunto es la protesta, la manifestación, expresiones amparadas en la Constitución. Cierto, nadie quiere ver calles con campamentos en rechazo a fraudes. Menos todavía marchas que devienen disturbios, en las que siempre pasa lo mismo: agresiones de encapuchados, deslinde de los convocantes, captura de decenas y su liberación días o semanas después.
Como esa historia ya nos la sabemos, unos alegando fraude y otros exigiendo que el perdedor se resigne y omita el ejercicio de sus derechos, ahora, le decía, una estrategia se ha desplegado para dorar la píldora a los seguidores de López Obrador, no a él, por supuesto, para hacerles creer que aun perdiendo, si fuera el caso el domingo, ya ganaron, y en lugar de manifestarse apunten sus baterías a la elección presidencial.
Si por el contrario, el PRI pierde el Estado de México, ya puede ir haciendo maletas para 2018.