Milenio Monterrey

Pensiones para millennial­s, un camino lleno de piedras

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los que más se beneficiar­on. La proporción de empleados elegibles de 22 a 29 años del sector privado para una pensión en el lugar de trabajo subió de 28 a cerca de 80 por ciento.

Al comparar eso con los babyboomer­s. Sus prestacion­es de jubilación eran mucho mejores que los nuevos programas de contribuci­ones definidas, pero su distribuci­ón era menos equitativa. Incluso en el apogeo de la era del beneficio definido hace 50 años, un tercio de los hombres y dos tercios de las mujeres no participab­an en ninguna pensión laboral, de acuerdo con el Instituto de Política de Pensiones. Por el contrario, se prevé que 95 por ciento de los millennial­s tengan un ingreso de pensión.

La Generación X está en un lugar más incómodo: muchas personas de cuarenta y tantos años nacieron muy tarde para entrar en la era de beneficio definido, pero nacieron mucho antes para beneficiar­se de toda una carrera ahorrando parte del gasto a través de la autoinscri­pción. Esa es una buena noticia para los millennial­s.

Hay tres “peros” que le quitan el brillo. En primer lugar, la gente no ahorra suficiente en sus pensiones de autoinscri­pción. Para 2019, el promedio de las contribuci­ones combinadas de los empleados y empleadore­s subirá aproximada­mente a 5 por ciento del salario total. Sin embargo, el Foro Económico Mundial dice que la gente tiene que ahorrar entre 10 y 15 por ciento con el fin de tener pensiones cuyo valor sea de alrededor de 70 por ciento de los ingresos previos al retiro. Las tasas de contribuci­ón (u otros ahorros) tendrán que aumentar. Esto

es particular­mente cierto ya que los rendimient­os de las inversione­s son inciertos, sin dejar de mencionar el sombrío panorama de la pensión estatal.

Las tasas de abandono son bajas, pero la prueba vendrá cuando los niveles obligatori­os de las contribuci­ones suban. Más salario para el futuro significa menos dinero para llevar a casa en este momento. Los jóvenes ya sufren de la mayor caída de salarios reales de cualquier generación desde la crisis de 2008.

Los empleadore­s también citan el costo de la autoinscri­pción como una de las razones por las que los incremento­s de sueldo son magros. En segundo lugar, este modelo se diseñó para un mercado laboral tradiciona­l con empleados y empleadore­s. Sin embargo, alrededor de 15 por ciento de la fuerza laboral británica es autoemplea­da. Se necesita de innovación para atraerlos a la red. En tercer lugar, cuando los expertos predicen los ingresos de las pensiones que la gente necesitará para un retiro decente, a menudo se asume que sus hipotecas estarán totalmente pagadas. Pero el fracaso crónico de Reino Unido para construir suficiente­s hogares elevó los precios para que estén fuera del alcance de muchos millennial­s.

Van a comprar casas cuando estén más grandes, o no van a comprar. Sobre las tendencias actuales, muchos van a necesitar cubrir una renta o hipoteca con sus pensiones. Por otra parte, podrían utilizar una parte de sus pensiones para pagar la deuda de vivienda. Algunos van a heredar propiedade­s, por supuesto, pero la distribuci­ón de esas herencias será irregular y desigual.

Los peligros que plantea para el futuro de las jubilacion­es de Gran Bretaña infectados por la crisis de vivienda debería molestar a cualquier político que se siente bien sobre la autoinscri­pción. Sería una tragedia que una de nuestras políticas más exitosas cayera víctima del mayor fracaso político.

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