Ideal, negociar antes de invalidar patentes de fármacos
El experto explica que si la industria se niega a bajar precios de medicamentos indispensables, los países pobres optan por liberarlos para fabricar genéricos
Lo ideal “es negociar”, pero cuando la industria farmacéutica se niega a bajar precios de terapias únicas e indispensables para disminuir el impacto que tienen ciertas enfermedades crónicas, los países pobres optan por invalidar las patentes para poder fabricar esos tratamientos de manera local y hacerlos accesible a todos, explicó Alan Sheppard, director de la división mundial de genéricos y biosimilares en Quintiles IMS Health.
Luego de ofrecer una conferencia magistral en el Encuentro Internacional de Negocios Vector Pharma 2017, en Ciudad de México, Sheppard explicó que India, por ejemplo, ante la imposibilidad económica de comprar terapias innovadoras e indispensables para su población ha desconocido algunas patentes argumentando que la salud es un derecho humano a fin de contar con alternativas genéricas.
Cuando no hay alternativa
Un caso que ha trascendido a escala mundial es el del Tribunal Supremo de India, que negó a la farmacéutica suiza Novartis el derecho a patentar una nueva versión de un medicamento contra el cáncer (Glivec), así como del antirretroviral Kaletra, de Abbott.
Esto sucede “cuando un medicamento es absolutamente necesario y no hay otro fármaco alternativo que actúe de esa manera contra una enfermedad, y cuando resulta sumamente caro, tanto para el Estado, como para los compradores en el mercado privado”, señaló el experto en entrevista. “Lo que se hace es obviar la patente y permitir que un laboratorio local produzca el mismo medicamento a precios de genéricos o de biosimilar”, explicó Sheppard, quien fue invitado al encuentro internacional de la Asociación Nacional de Fabricantes de Medicamentos.
Al preguntarle si recomienda desconocer las patentes para hacer accesibles esas terapias, subrayó: “Hay mucha polémica. Eso pasa en India, donde los medicamentos son muy caros. Yo prefiero la vía de la negociación y hay países que a través de ello han logrado que algunos medicamentos esenciales bajen de precio”.
Ese es el caso del Sovaldi (sofosbuvir), “que es un tratamiento que cura la hepatitis C con 98 por ciento de efectividad. Bajó su precio de manera significativa con algunos gobiernos que supieron negociar y los cuales dejaron muy en claro que no adquirirían ese tratamiento a precios elevados”, refirió el especialista con 45 años de experiencia en el sector.
El desconocimiento de la patente, aclaró, se puede dar con cualquier fármaco y para cualquier enfermedad, “siempre y cuando ese medicamento sea fundamental, único, no exista otro que pueda suplirlo y si el gobierno considera que es imposible pagarlo”, comentó.
Invertir en investigación
Aunque cualquier país, incluyendo México, puede valerse del derecho humano a la salud para fabricar productos patentados, Sheppard aclaró que las compañías también tienen derecho de recuperar lo invertido en investigaciones, ya que cumplen un papel trascendental para desarrollar fármacos innovadores.
El consultor y experto en análisis de mercado farmacéutico señaló que otro problema se da cuando algún laboratorio intenta bajar de manera considerable sus precios, como sucedió con el Remicade, de Merk, para tratar la artritis reumatoide. El laboratorio fue acusado en Inglaterra ante la Autoridad de Competencia y Mer-
“Hay naciones que a través de pláticas han logrado bajar el costo”, asegura el directivo “Las compañías también tienen el derecho de recuperar lo invertido en investigaciones”, dice
cados por supuestamente tener prácticas que atentan contra la competencia y cierran el paso a los biosimilares. Esa investigación aún continúa.
Sheppard consideró que México tiene una adecuada política de competencia para obtener medicamentos costeables y propiciar que la industria farmacéutica crezca con la elaboración de genéricos y biocomparables. Si bien, detalló, de 28 tratamientos innovadores México solo ha aprobado 17, las autoridades reguladoras, como la Cofepris, agilizan cada vez más los procedimientos.
Esto resulta esencial, dijo, porque en 2020 habrá 631 moléculas contra diversos tipos de cáncer. Por ejemplo, “en Chicago se presentó un nuevo estudio de las estatinas —usadas normalmente para bajar los niveles de colesterol—, las cuales disminuyen los riesgos de desarrollar cáncer de mama y las investigaciones sugieren que también pueden reducir las células invasivas”.
Las estatinas, concluyó, son muy baratas, pero si se aprueba un segundo uso y se patenta como parte del tratamiento de cáncer de mama pueden elevar sus precios.