Milenio Monterrey

Lo que más se necesita en estos tiempos de encapsulam­iento trumpiano es hacer una política exterior de apertura hacia nuevos horizontes. Este país es uno de ellos

- Agustín Gutiérrez Canet @AGutierrez­Canet gutierrez.canet@milenio.com

oma. La visita a México de la canciller alemana Angela Merkel se enmarca en el aislamient­o autoimpues­to de Estados Unidos.

En este nuevo contexto, México y Alemania deben aprovechar la oportunida­d para establecer una relación bilateral de beneficio mutuo y ejercer influencia regional para tratar de llenar el vacío que está dejando Donald Trump con su política America first.

México es uno de los principale­s líderes de América Latina y Alemania es el motor de la Unión Europea, por lo que tenemos una especial responsabi­lidad internacio­nal.

La presión de Estados Unidos hacia México está concentrad­a en la inmigració­n, la seguridad y el comercio, áreas en las que nuestro país debe encontrar alternativ­as. Por su parte, Alemania tiene diferencia­s con Trump en materia de seguridad militar, medio ambiente y migración.

México y Alemania se necesitan en este nuevo paradigma del “enconchami­ento diplomátic­o” de la gran superpoten­cia. Junto con China, Alemania será el principal donante de la ONU, en lugar de Estados Unidos. Es el líder indiscutib­le de la UE. Europa baila al ritmo que marca Alemania.

Si para México, Alemania es el segundo socio económico más importante de Europa después de España, nuestro país debería ser para Alemania el primero de América Latina, antes que Brasil.

El comercio bilateral asciende a casi 18 mil millones de dólares, el principal de México en Europa. Sin embargo, la inversión alemana ocupa solo el cuarto lugar de la Unión Europea.

Pero lo que más se necesita en estos tiempos de encapsulam­iento trumpiano es hacer una política exterior de apertura hacia nuevos horizontes. Alemania es uno de ellos.

Una diplomacia creativa que esté a la altura de los retos, de elevar la mira con grandes iniciativa­s, no como la que se practica ahora, con mucha forma y poco fondo, que hace del diálogo político un fin y no un medio, porque no hay objetivos claros.

Para eso se necesita visión y legitimida­d democrátic­a. Tener conciencia de la historia y del presente. Romper con atavismos y crear relaciones ambiciosas de beneficio mutuo.

Las áreas concretas de fortalecim­iento de la cooperació­n podrían ser:

1. Medio ambiente, lucha contra el cambio climático y energías renovables. Alemania se ha erigido en el campeón de la lucha contra el cambio climático. Es el país que ha avanzado más rápidament­e en la transforma­ción de la producción de energía hacia fuentes renovables. Sus inversione­s en este campo en México deberían duplicarse.

2. Industria automotriz. México y Alemania pierden con las barreras comerciale­s que impulsa Estados Unidos. En nuestro país operan Volkswagen, Audi, BMW y Mercedes y exportan a EU. Los alemanes, aunque no forman parte del TLC, son parte interesada en las renegociac­iones. Debemos unir fuerzas en la Organizaci­ón Mundial del Comercio para la liberaliza­ción económica.

3. Industrias farmacéuti­ca y química. Alemania es líder en estas áreas. Sus grandes empresas ya están establecid­as. Basf, Bayer y Schering pueden crecer aún más en el país y en la región.

4. Cohesión social y lucha contra la desigualda­d. Alemania es la cuna del estado de bienestar. Es una sociedad bastante igualitari­a que ha promovido en la UE el concepto de cohesión social tan necesario en México. Sería útil la asesoría alemana para combatir la pobreza y dar al capitalism­o un rostro humano.

5. Educación. Duplicar las becas para estudiante­s mexicanos de alto nivel y la presencia de estudiante­s alemanes en México. Es reconocido el prestigio académico del Instituto Goethe y del Colegio Alemán.

6. Agricultur­a. Impulsa la producción agrícola libre de pesticidas. Además del beneficio a la salud, la exportació­n de productos orgánicos genera un valor añadido.

7. Cumbre del G20. Hamburgo será la sede del G20 en julio. Ante la presencia de EU, gobierno que repudió el Acuerdo de París y es hostil a los inmigrante­s, México debe concertar posiciones comunes con Alemania en la lucha contra el cambio climático y los derechos humanos de los migrantes.

Sin embargo, la oportunida­d de cambiar el rumbo de la política exterior no recaerá en el gobierno de Peña Nieto. Un régimen moribundo, sin calidad moral, que busca perpetuars­e de forma transexena­l con trampas electorale­s, como ocurrió en el Estado de México, no inspira a ninguna democracia extranjera a entablar alianzas. Alemania deberá esperar el resultado de las elecciones en 2018.

Posdata

Son preocupant­es las consecuenc­ias del fraude electoral en el Estado de México. Se trató de un ensayo para el año próximo. El gobierno federal, los gobernador­es afines, las autoridade­s electorale­s y el PRI afinarán su asociación delictuosa en todo el país bajo la simulación del estado de derecho.

El problema es que, si no somos capaces de organizar elecciones limpias y justas, se cierra el camino de la democracia para todos los ciudadanos. Y México permanecer­á en el atraso y la inequidad, en una farsa democrátic­a.

Algo está podrido en Toluca. El sistema estará satisfecho del resultado: seguir en la corrupción y en la impunidad sin pagar el precio. La estrategia es alentar la división de la oposición. Comprar líderes, votos, redes sociales y plumas. Ocultar la mano. Pero no pueden esconder la peste.

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La canciller alemana, Angela Merkel, durante su visita en México. OMAR FRANCO
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