Milenio Monterrey

“CUIDAR A LOS NIÑOS NO NOS QUITA LA HOMBRÍA”

Tras perder a su mujer en un accidente vial, la responsabi­lidad de su hogar recayó sobre sus hombros

- Javier Palacios.

La inesperada muerte de Ana, su esposa, cambió todo radicalmen­te hace un año y medio. Un trágico accidente vial le arrebató la vida días antes de la Navidad de 2015.

La joven mujer, de 33 años, dejó en la orfandad a dos niños pequeños y un adolescent­e. A pesar de ello, Javier, el padre, ha enfrentado la adversa situación de la mejor manera posible.

Él considera que sus familiares cercanos han sido la clave para salir adelante, pues ahora toda la responsabi­lidad del hogar recae sobre sus hombros.

“Nunca habíamos pasado una situación así con alguien tan cercano”, dice con tristeza.

Antes del fatal percance, recuerda, él solo disfrutaba de Alexandro, Walter y Hannah al final del día, cuando llegaba a casa después de una pesada jornada de trabajo.

Para ese momento, era la madre quien ya había atendido las necesidade­s de sus hijos, a pesar de que también tenía un empleo.

Tras el golpe de su fallecimie­nto, a la familia le costó más de medio año adaptarse al nuevo contexto. Fueron los abuelos, tíos y padrinos de los menores quienes han contribuid­o a aminorar la carga para Javier.

“Con la ayuda de mis familiares hemos salido adelante. La mamá cumple una labor muy importante, pero no estoy tratando de ocupar su lugar.

“Mi niña pregunta por su mamá y es lo que más me duele ahorita, explicarle que ella ya no está”, lamenta el padre de familia.

La situación obligó a Javier a involucrar­se más en las tareas de la crianza y del hogar, lo cual ha fortalecid­o los vínculos afectivos con sus hijos.

“Mi rol era levantarme a ayudarle a mi esposa a darle el desayuno a mis hijos. Después de ahí iba a mi trabajo a hacer mis labores, regresaba a mi casa en la tarde.

“No ha sido nada fácil. Pero ahora sí nos hemos unido más y tenemos más confianza; para mi hijo el mayor soy como su amigo”, afirma.

Actualment­e, Alexandro está a punto de graduarse de la secundaria, y Walter, de la primaria. Hannah pronto pasará al segundo grado. La adaptación ha sido difícil, pero cada uno ha afrontado la situación con ayuda familiar, profesiona­l y la práctica de actividade­s deportivas.

Mientras tanto, Javier aprovecha esta nueva etapa para disfrutar a sus hijos.

“Yo le diría a los papás que disfruten a sus hijos, que disfruten a su familia; agarrar una escoba o cuidar a los niños no nos quita la hombría”.

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