DE MODA, EL PLAGIO ACADÉMICO
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En los últimos años los casos sobre el plagio, ya sea en la academia, la música o incluso la legislación, ha tomado mayor relevancia internacional. Nuestro país no es la excepción de esta conducta presente universidades privadas como públicas, de la que no escapan escritores y donde hasta presidentes y legisladores se han vuelto involucrados en casos de este tipo.
Especialistas consultados sobre plagio académico señalan que se trata de un problema cada vez en aumento, donde la falta de una legislación sobre el tema deja en ambivalencia posibles sanciones.
Internet vino a masificar la conducta del plagio expone Max Almaguer Garza, gerente para México del software Turnitin el cual sirve para identificar similitudes entre distintos textos y es utilizada por 75 instituciones a nivel nacional. “El plagio o copia de ideas ha existido desde antes, tenemos casos de los 40 o 50 del siglo pasado, pero con internet se aceleró esto”, refiere Almaguer Garza.
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A nivel internacional se considera que un autor cometió plagio cuando se “copia en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”, según indica la definición en la Real Academia de la Lengua Española.
Sin embargo, cada institución tiene sus propios límites de hasta dónde un alumno, un pasante o, incluso, un docente, comete una infracción de corte académico en sus textos. “Con la investigación que he estado desarrollando me he dado cuenta que en México por ejemplo aún no hay mucha información sobre la cultura del plagio, hay que educarse más sobre eso”, detalla Sofía Fernández López, maestra en la Preparatoria No. 2 de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL)
En México no existe una legislación puntual sobre el tema. Recientemente, el Colegio de México enfrentó un precedente al expulsar a una alumna por presuntamente cometer plagio en una investigación, sin embargo, gracias a un amparo la estudiante evitó ser expulsada de la institución. “Son conocidos los casos en México de plagio o mal uso de la información académica de otros estudiantes, no hay una legislación que regule esto entonces no hay una presión para encaminar que eso ya no suceda”, añade Max Almaguer Garza.
¿Sanción o educación?
Instituciones académicas en Latinoamérica y en México estipulan que si una acción de plagio se comprueba en un alumno o docente, éste inmediatamente es sancionado con su expulsión.
La Universidad de Monterrey al crear el Centro de Integración busca dar otra opción al involu- crado en un acto de deshonestidad académica, expone el director del centro Jean Guerrero Dib. “El propósito y objetivo es que el o los alumnos involucrados en un acto de deshonestidad aprendan de su error y no lo vuelvan a cometer.”, refiere.
La exper iencia de Sof ía Fernández como catedrática demuestra que cuando el estudiante conoce las reglamentaciones a la hora de citar documentación ajena en un ensayo o tesina, es más factible que una conducta encaminada al plagio se aminore. “Cuando a un alumno se le notifica que ha plagiado, normalmente se sorprenden. Te dicen que no sabían que estaba incorrecto, lo que estamos tratando de impulsar es que cada vez que hay plagio verlo como una oportunidad de aprender, los dos”, señala.