Tresfamilias
l lunes pasado se festejó el primer aniversario de Enamorándonos y tuve el honor, junto a muchos queridísimos colegas periodistas de espectáculos, de ser padrino de este acontecimiento.
No sabe usted el gusto que me dio cuando Magda Rodríguez, la productora de este programa, me invitó.
¿Por qué? Porque como usted sabe soy el fan número uno de esta emisión y porque soñaba con estar en ese estudio gritando y bailando con Carmen Muñoz, con Adrián Cué y con toda esa familia divina de colaboradores y amorosos.
Sí, de seguro usted ha de estar pensando: Álvaro se volvió loco. Cómo es posible que un día esté con los productores de la BBC o con las estrellas de HBO y que al siguiente diga que le gusta Enamorándonos.
No, no me volví loco. Creo en Enamorándonos porque sé de géneros, de formatos y porque entiendo las diferencias entre cada una de las ventanas que integran la industria de la televisión.
Creo en Enamorándonos porque en estos momentos tan oscuros donde todo es odio se me hace hermoso que alguien tenga los pantalones para rebelarse y hablarnos de amor.
Creo en Enamorándonos porque en estos tiempos de profundo egoísmo donde los productores solo piensan en sí mismos, en sus gustos y hasta en su carencias, se me hace admirable que alguien tenga la humildad para pensar en los demás, en las audiencias.
Creo en Enamorándonos porque hoy, cuando casi nadie en toda la industria de la comunicación y del entretenimiento trabaja para el pobre, se me hace precioso que su gente se esfuerce por atender a las personas más humildes y siempre con respeto, con congruencia.
Por si esto no fuera suficiente, creo en Enamorándonos porque reconozco en su producción una inmensa complejidad que involucra a un ejército de profesionales que todo el tiempo están contando historias, coordinando entradas y salidas, cuidando hasta el más mínimo detalle.
Veníamos de Laura Bozzo. Tres familias Por ahí tenemos Buenas vibras. Frente a eso, esta emisión de Azteca 13 es el paraíso y, lo más bonito de todo, una experiencia alegre, festiva, de corazón.
¿Qué tiene de malo divertirse todas las tardes con esto en lugar de amargarse la vida con otras cuestiones?
¿Qué tiene de malo ese saborcito rico de la pachanga, del placer culpable, de la pura diversión?
¡Viva Enamorándonos! ¡Viva su gente! ¡Viva el amor!
Y gracias, mil gracias por el honor de haberme permitido ser su padrino. ¡Que cumplan muchos años más! Tres familias es la cosa más maravillosa del mundo, la telenovela que México esperaba, una cátedra de lo que es y debe ser la televisión abierta privada nacional.
Tenía años de no carcajearme frente a la tele mirando una telenovela. Tenía siglos de no de experimentar toda esta alegría mirando un melodrama mexicano.
Y en el caso de Tv Azteca, imposible. Jamás me la había pasado tan bien mirando uno de sus programas de televisión y la hemeroteca no me dejará mentir.
Cuando se atrevieron a hacer Los Sánchez los hice pedazos.
¿Por qué? Porque su propuesta no era cómica, era vulgar. Su objetivo no era dignificar al pobre, era ridiculizarlo, hacer del mal gusto algo aspiracional. La odié.
Tres familias es otra cosa, una magnífica telenovela cómica, un canto a la dignidad, a la solidaridad, a la unidad y, como su nombre lo indica, a la familia.
Como usted sabe, esta es la versión nacional de un cañonazo de la televisión ecuatoriana. ¡Pero qué cree!
Héctor Octavio Valdés, Mauricio Somuano, David Hernández, Gabriela Pérez Lau, Armando García y Daniela Ochoa, sus adaptadores, lo mejoraron en un 2 mil por ciento.
Yo, que tuve la oportunidad de ver el original, le juro que esto es todavía mejor, mucho más chistoso, dinámico, mexicano y actual.
No es la historia de tres familias. ¡Es nuestra historia! ¡Con nuestras broncas! ¡Con nuestras deudas! ¡Con nuestros “encharcamientos”! ¡Con nuestras tortillerías!
Y es para ricos, y es para pobres, y es para clasemedieros, y es para chicos y es para grandes, y es para mujeres, y es para hombres.
¡Y no tiene violencia! ¡Y no tiene política! ¡Y no tiene albures!
Es como un sueño convertido en realidad. Además, es superpositiva en términos de valores. ¡La amo!
Joshua Mintz, Ana Celia Urquidi y Luis Guillermo Camacho, sus productores, se volaron la barda y construyeron un espectáculo donde todo funciona, es entrañable y popular.
Desde ese reparto que es un derroche de talento hasta los promos pasando por ese tema musical que lucho por aprenderme de memoria, la edición, el diseño de imagen y más, mucho más.
Si los grandes de la comedia mexicana como Cantinflas, Chespirito y Tin Tan vivieran, se sentirían orgullosos de Tres familias o, incluso, estarían ahí.
Luche por ver esto de lunes a viernes a las 19:30 por Azteca 13. Le va a encantar y al final dirá, como el eslogan de esta joya: ¡Todos estamos bien!