Requerimos una nueva Constitución
Nuestra Carta Magna ya cumplió su compromiso original, pero requiere actualización
La Revolución Mexicana, que costó un millón de vidas, dio lugar el 5 de febrero de 1917 a la última Constitución que hemos tenido y que ha sido reformada cientos de veces, en pequeños detalles que frecuentemente la han hecho más confusa y difícil de obedecer. Por esta razón, grandes juristas como Porfirio Muñoz Ledo y muchos otros piensan que requerimos una nueva Carta Magna.
No soy experto en las Constituciones, pero sí observo que ha habido cambios muy trascendentes en los idearios, en la economía y en la sociología urbana y rural, así como en el proceso democrático. El mundo está sacudido por nuevos vientos que los futurólogos pronosticaron hace muchos años y ahora se hacen realidad con la globalización, la transculturización, la adoración al dios del mercado y la aparición de la economía del conocimiento, así como de los avances en ciencia, tecnología, cibernética y robótica. Todo esto altera y a veces se confronta con el proceso jurídico constitucional actual.
De lo aquí descrito hay múltiples ejemplos. Baste recordar que el Artículo 115 constitucional se ha modificado en múltiples ocasiones; también la Ley Federal del Trabajo, la obligación constitucional en la educación y muchos más, en todos los rubros del quehacer nacional.
En estos días estamos festejando la Constitución que nos permitió a los mexicanos vivir en armonía y conciliar el yo con el nosotros, así como evitar los golpes militares y los fundamentalismos políticos o las guerras intestinas. Hay que agradecerle a los Constituyentes del 17 la gran labor que hicieron para lograr estos objetivos.