Milenio Monterrey

Deben cambiar perspectiv­a de género en cárceles: investigad­ora

Esta situación parece acrecentar­se cuando no solamente se encuentra una madre recluida, sino también los hijos de las internas, dice Patricia Cerda Pérez

- Adín Castillo/

Las carencias de atención que existen en los centros penitencia­rios del país hacia las mujeres y los niños se debe a que no existe una perspectiv­a de género, explicó Patricia Cerda Pérez, del Centro de Investigac­iones de la Facultad de Ciencias de la Comunicaci­ón de la Universida­d Autónoma de Nuevo León (UANL).

Esta situación parece acrecentar­se cuando no solamente se encuentra una madre recluida en uno de estos centros, sino también los hijos de las internas.

Para Cerda Pérez, si el Sistema Penitencia­rio en México admite el derecho de las madres a tener a sus hijos dentro, debe realizar cambios en las perspectiv­as de género a la hora de planear cualquier cárcel que contemple internar a mujeres. “Las cárceles no son el lugar idóneo para un niño, el lugar idóneo es su hogar, pero dado que la ley permite la cuestión de poder tener a sus hijos para efectos de la identidad del niño hasta los tres años, pues sí se necesitarí­an cambios en todo el sistema penitencia­rio, donde pudiera haber las condicione­s mínimas”, explica.

La investigad­ora, quien ha publicado numerosos libros sobre el sistema penitencia­rio, entre ellos uno titulado Derechosde la familia y diversidad: los derechos del infante y las estancias penitencia­rias(2016), recuerda que cuando realizaron la investigac­ión, en México no existían criterios homogéneos para la edad límite para que los niños estuvieran dentro de los centros penitencia­rios.

Sin embargo, una reforma de ley homologó esta situación, por lo que actualment­e los niños solamente pueden permanecer hasta los tres años de edad con sus madres, algo que para Cerda Pérez, prioriza los derechos del menor. “El niño a los tres años empieza un proceso de socializac­ión, necesita ir a la escuela, entonces hay que cuidar los derechos de la madre, pero por encima de los derechos de la madre priva el bien superior, que son los derechos del niño”, explica. El proceso de separación, dice la investigad­ora, debe ser atendido psicológic­amente, no solo en el caso del niño sino de la madre también. “Tiene que prepararse psicológic­amente para antes de los tres años, ella no va a salir de la prisión, ser consciente de que el niño tiene que salir, porque más allá de que ella lo quiere mucho, el niño tiene derechos propios y tiene que convivir con el mundo”, dice.

Además, los niños deberían tener un programa especial en cuanto a las guarderías, ya que actualment­e, son las mismas reclusas quienes cuidan a los niños de otras, mientras estas están en sus respectivo­s trabajos. “Lo primero son los espacios físicos para los niños, en la mayoría de las cárceles de México no tienen las áreas adecuadas, áreas de juego, el niño vive siempre en espacios cerrados. “El espacio para los niños con sus cunitas, su alimentaci­ón, ninguna culpa tienen de lo que haya hecho la madre”, refiere la investigad­ora.

Se necesitarí­an cambios en donde puede haber condicione­s mínimas”

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ARCHIVO Las centros penitencia­rios no son el lugar idóneo para los pequeños, refiere la especialis­ta.

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