Milenio Monterrey

Alla vamos

Liópez ofreció el oro y el Moro, la hora de las complacenc­ias: garantizó la libertad de prensa y la protección a quienes trabajan en los medios de informació­n. ¿Pero cómo, la libertad de prensa estaba en peligro? Se sostendrá el régimen de concesione­s vig

- Gil Games gil.games@milenio.com HÉCTOR TÉLLEZ Gils’enva

Un poco raro: todavía no se ha depositado un voto y Liópez ya quiere ser recordado como un buen presidente, así lo dijo en su discurso el día en que aceptó por tercera vez en su vida ser candidato a la Presidenci­a de la República. “No mentir, no robar y no traicionar al pueblo”, esta tercia de ases rige el planeta de Morena. Liópez se ha definido como un hombre necio: “Soy terco, es del dominio público, obcecado, perseveran­te o como suele llamarse a quienes defienden ideales, principios o alguna causa (…) Con terquedad, con necedad, con perseveran­cia, rayando en la locura, de manera obcecada, voy a acabar con la corrupción”. Rayando en la locura, no, por favor. Ponerse loco no sirve ni en política ni en ninguna otra actividad. ¿Un perseveran­te es un obcecado? ¿Se trataba de una licencia lírica? Mejor no hagamos boleros a la hora del discurso culminante. Liópez ofreció el oro y el Moro, la hora de las complacenc­ias: garantizó la libertad de prensa y la protección a quienes trabajan en los medios de informació­n. ¿Pero cómo, la libertad de prensa estaba en peligro? Se sostendrá el régimen de concesione­s vigentes: no habrá censura. Servidos, señores, dejen de jeringar, como decía la extinta madre de Gil, habría dicho Liópez. El candidato se comprometi­ó a evitar la discrimina­ción y el respeto absoluto a la diversidad sexual, a la libertad de pensamient­o y creencias. Señores, señoras y señeres del LGTBXYZ, no fastidien con el partido confesiona­l al que se alió Liópez (lió, lió).

Entigrecid­o por el caudal de promesas, el candidato insistió en que impulsará una amplia consulta, principalm­ente con las víctimas, para ver la posibilida­d de dar una amnistía a los infractore­s que opten por la readaptaci­ón. Total un ofrecedero: libertad, paz, tranquilid­ad, justicia. Le faltó ofrecer belleza, bondad y todas las abstraccio­nes que usted quiera y mande.

El Joven Maravilla

Ricardo Anaya, El Joven Maravilla, se convirtió en el candidato de la coalición Por México al Frente. La verdad sea dicha, nadie le daba al Frente posibilida­des de nada. Todos, incluyendo a Gamés, pensaban que ese frente estaba condenado al fracaso. En el Auditorio Nacional, los militantes, algunos de ellos, de PAN, PRD y MC respaldaro­n a Ricardo Anaya. Santos milagros Batman, aquí estamos. Parecía un sueño en ciudad Gótica. Dicen los que saben que Anaya es muy bueno en el ted

talk, dicen los que saben. Que habla muy bien, en corto, que no se le escapan los conceptos, que no habrá venganza, pero sí justicia, “el que la hizo la paga”.

A duro y dale: México no necesita un Mesías con ínfulas de perdonavid­as, sino la aplicación inequívoca de la ley. Anaya dice: crecimient­o sostenido a base de ser más competitiv­os (…) además de la urgencia de reconstrui­r el tejido social corroído por la delincuenc­ia organizada a fin de darle a los jóvenes prosperida­d y desarrollo y de atender la necesidad demandante de la sociedad de recuperar la seguridad de las familias mexicanas”. O sea, la tierra de la gran promesa. Les prometo todo.

Ciudadano Meade

Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y caviló: miren ustedes, hay una probabilid­ad muy alta de que el mejor presidente de nuestros tres candidatos fuera José Antonio Meade, pero la vida es miserable y todo indica que Meade terminará en tercer lugar. ¿Qué candidato podrá contra el fardaje del PRI, de la corrupción del nuevo PRI? Nadie, ni siquiera el ciudadano Meade. Y no es para menos: los Duarte, los Borge, los Moreira, en fon. Meade no logrará convencer a nadie de que el partido que lo ha lanzado a la candidatur­a no es un cesto de basura, porque sí es un cesto de basura. Recíbanme en su seno, quiero ser uno de ustedes. Pues ya lo es y eso tiene al candidato Meade en tercer lugar, y si hubiera cuarto, en cuarto. Por cierto, todos ustedes tienen que ver más bax.

Todo es muy raro, caracho, como diría John Dryden: La locura es un cierto placer que solo algunos conocen.

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¿Qué candidato podrá contra el fardaje del PRI...?, ni siquiera el ciudadano Meade.
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