BRECHA SALARIAL, UNA DESIGUALDAD INJUSTA ENTRE HOMBRES Y MUJERES
Yeliz Osman, coordinadora del programa Ciudades Seguras de ONU Mujeres, dijo que no hay explicación válida para que exista este problema, por ello ofreció varias estrategias para mejorar la situación en la actualidad
No existe una razón válida para explicar que exista una brecha salarial entre hombres y mujeres que realizan el mismo tipo de trabajo, sobre todo si se considera que los talentos de los dos géneros son iguales y se ha logrado registrar avances en materia de equidad en muchos sentidos.
Yeliz Osman, coordinadora del programa Ciudades Seguras de ONU Mujeres México, habló con MILENIO Monterrey, en donde insistió que no hay explicación que pueda darse sobre esta discrepancia de salarios, en ninguna región, país, o sector de la población o económico.
Además habló también sobre las estrategias que pueden tomarse para mejorar la situación de las mujeres en la actualidad, que han funcionado dentro de instituciones, empresas y otros países.
La brecha salarial es un problema que limita el crecimiento económico de las mujeres en todo el mundo, situación que se agrava si se revisa con lupa los lugares donde se encuentran las mujeres, las oportunidades de escolaridad, factores socioculturales, y hasta su etnia.
“¿Acaso no trabajamos igual de bien? No hay justificación. Es una desigualdad entre hombres y mujeres que no es justa, las mujeres viven múltiples discriminaciones, en México y en el mundo, en el ámbito político, económico, etcétera. La brecha es solo una muestra de esta discriminación”. ¿Que estrategias pueden tomarse para reducir esta brecha? “Desde las empresas se puede hacer mucho: la transparencia salarial puede ayudar mucho. Si hay opacidad es muy fácil dar salarios diferentes por prejuicios como el género. Esto es un primer punto, y el segundo es que para favorecer a que las mujeres puedan subir a puestos altos en las empresas, directivos, hay que ser más incluyentes.
Es decir, poner capacitaciones dentro de horario laboral, no en horario que la mujer tiene compromisos familiares como en la tarde o en fin de semana, porque esta es la doble jornada de la mujer. Hay que impulsar también el crecimiento de mujeres a puestos cada vez más altos”. ¿Romper el techo de cristal? “Si, crear políticas de voluntad por parte de las empresas. Que decidan incluir a las mujeres, cumplir con un porcentaje de mujeres en los puestos como objetivo. También se debe trabajar en campañas de comunicación interna, queremos lograr un cambio cultural, dejar atrás los estereotipos de los hombres como proveedores y mujeres con la familia...”. Estamos hablando de instituciones privadas, pero ¿qué recomendaciones se harían para instituciones públicas? “Ellos pueden hacer mucho: hablamos de política pública. Pero si vamos a medidas específicas, pueden crearse programas nacionales de cuidado para niños, niñas y enfermos, personas de la tercera edad, para reducir el cargo que tienen las mujeres en este trabajo no remunerado”. Vemos que las mujeres se ven afectadas en general, pero ¿hay sectores de la misma población femenina que se vean más afectados por la discrepancia de salarios? “Si eres mujer en México tienes más condiciones de vulnerabilidad que los hombres. Si eres mujer indígena, estadísticamente, y si vives en una zona marginada, eres todavía más vulnerable ante estas condiciones... No vas a tener apoyo público, y se agudiza”. ¿Es más grande la brecha entre las mujeres indígenas o aquellas que viven en zonas rurales? “Totalmente. La desigualdad salarial en el mundo en promedio es de 23 por ciento, pero en las zonas rurales es de 40 por ciento. Esta es la diferencia, solo por estar en una zona rural o no. Es por toda la discriminación que viven las mujeres y que nos han llevado a esta situación”.