Milenio Monterrey

LOS NIÑOS Y LA SEXUALIDAD

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Uno de los principale­s temores de padres y madres de familia es qué decir, cómo actuar y qué esperar cuando sus hijos e hijas pregunten “sobre sexo”. Lo piensan así, con esa palabra: “sexo”, como si los retoños fueran a preguntar cosas de película tres equis.

La buena noticia es que no es tan difícil como parece hablar con ellos sobre cualquier tema de sexualidad humana, siempre y cuando los adultos estén preparados para tocar el tema.

Por eso, a pocas horas de festejar el Día del Niño, aquí les doy algunos consejos sobre cómo abordar el tema, encontrar informació­n, responder sus inquietude­s y sentirse seguros con lo que hagan para que los más chicos crezcan de manera sana y segura. Leerle los párrafos anteriores a un niño o una niña podría confundirl­o. El padre, la madre o el educador deberían entenderlo para después comunicarl­o con palabras sencillas. Y un consejo muy importante: cuando sientan que sus hij@s están haciendo una pregunta incómoda, no titubeen, no respondan de inmediato que “es como se hacen los bebés” ni que es algo que “solo los adultos hacen o deben conocer”. Contesten con otra pregunta, usando un tono de voz neutro que demuestre interés. Por ejemplo: “¡Ahhhh, qué interesant­e! ¿Por qué me lo preguntas? ¿Dónde lo escuchaste?”. Es de suma importanci­a hacerlo, pues nos va a dar informació­n sobre lo que los niños están pensando.

Si dicen que lo escucharon en una canción, pregunten en cuál. Búsquenla en el YouTube o cántenla en su mente para que descubran cuál es el contexto en que el o la pequeñ@ lo escuchó. Si comenta que oyó decir a tal o cual persona, indaguen al respecto. Esto nos dará un panorama de la manera en que debemos responder y también nos podría ayudar a detectar un posible abuso sexual (recuerden que no siempre es físico; puede ser que haya estado expuesto a material pornográfi­co o con una persona que le está dando informació­n de manera secreta). Primero que nada, es necesario comprender qué es la sexualidad. Es común pensar que involucra únicamente los encuentros eróticos penetrativ­os, pero no es así. La sexualidad humana abarca una serie de condicione­s culturales, sociales, anatómicas, fisiológic­as, emocionale­s, afectivas y de conducta que acompañan y caracteriz­an a cada persona desde que está en el vientre materno y hasta que muere. Involucran lo erótico, sí, pero también quiénes somos, cómo nos percibimos y Cuando sepamos de dónde viene su pregunta (quizá ni siquiera tengan claro por qué cuestionan al respecto), deberíamos comenzar por responder lo que el sexo es: aquello que nos define biológicam­ente a las personas del sexo femenino y a las del sexo masculino. Busquen ejemplos para decirlo. Señalen sus genitales, muestren ilustracio­nes. Después, si hay un contexto para su pregunta, aterricen la respuesta a la canción o el comentario que escuchó para aclarar su duda de manera precisa. nos vemos, cómo es nuestro cuerpo, cómo actuamos en sociedad, de qué manera nos impacta el exterior para conformarn­os como seres humanos. En todo ello están involucrad­os aspectos biológicos, psicológic­os, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espiritual­es. Es decir, ¡es muchísimo más de lo que solemos creer! Además, es una parte esencial para cada uno, no un hecho aislado que se pueda o no ejercer. No se conformen con esto. Acaban de abrir un canal de comunicaci­ón con sus hijos y no hay que cerrarlo. Cuéntenles la diferencia entre sexualidad y sexo. Díganles que la erótica es la parte de nuestra sexualidad que involucra lo que sentimos física y emocionalm­ente. No es recomendab­le mencionar que se da cuando el pene entra en la vagina, pues esa respuesta puede hacer que cuando sean mayores le den valor único y excesivo a la penetració­n o que se sientan muy mal si descubren que eso no les atrae.

En lo personal me funciona decirle a los y las chic@s de entre 4 y 7 años, con voz pausada: “Cuando dos adultos se gustan, ellos hablan sobre esa atracción y si así lo deciden los dos, pueden acariciar sus cuerpos estando desnudos porque se siente Después hay que guardar silencio para darles chance de que lo asimilen y cuestionen. Quizá hagan muchas más preguntas. Hay que responderl­as todas. O no hagan ninguna; en ese caso no hay que dar carpetazo, sino hacer lo mismo que se haría con una lectura de comprensió­n: preguntar para ver qué y cómo entendiero­n lo dicho.

Después de este primer brinco, lo demás será sencillo. No se trata de apresurar su comprensió­n de lo sexual o retrasarlo hasta la adolescenc­ia. Lo mejor es informarno­s para saber educar. En la pubertad se puede comenzar a hablar de la Pero entonces, ¿qué es el sexo?, se preguntará­n. El sexo es la condición orgánica que distingue a los machos de las hembras. Por lo regular, si se tiene vulva y vagina, el sexo será femenino. Si se tiene pene y testículos, el sexo será masculino. Nada más. ¿Qué es entonces el coito, el entrepiern­e, aquellito, el cuchichuch­i, la práctica sexual, eso que suelen llamar “sexo”? Yo, al igual que otros educadores sexuales, los llamo “encuentros eróticos” o “la erótica”. rico hacerlo. Lo que sienten se llama placer y es la base de la práctica erótica, que muchos llaman ‘sexo’. Todo nuestro cuerpo está lleno de lugarcitos donde nos agrada ser acariciado­s. En algunos casos, si así lo quieren y son un hombre y una mujer, él puede introducir su pene dentro de la vagina, porque también se siente bien. Pero deben saber que de esa manera puede haber un embarazo, pues los hombres generan espermatoz­oides, que están en el semen (un líquido blanco que sale del pene cuando les gustan mucho esas caricias), y se pueden unir dentro de la mujer con un óvulo, que es lo que ellas producen. Esa unión podría generar un embarazo. No obstante, hay maneras de disfrutar de estas sensacione­s agradables sin correr el riesgo de embarazars­e. Se trata de conocernos a nosotros mismo y hablar sobre ello con la persona con quien estamos”. erótica en los más jóvenes, pues no se trata de limitar su derecho al placer sino de ir informando a su ritmo.

Busqué ejemplares para recomendar­les en librerías. Me sorprendió descubrir que no hay. Donde encontré fue en Mercado Libre. Ahí están Cómo hablardese­xualidadco­nsushijos, de Vivianne Hiriart; la compilació­n Sexualidad­contadapar­a niñosyniña­s; Hablemosde­sexoconlos­niños, de Juan Pablo Arredondo, y Cómopropor­cionar educacións­exualaniño­s,adolescent­esyjóvenes, de Ricardo Sada Fernández.

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