Milenio Monterrey

El Grand Tour, la gran culpa

- AVELINA LÉSPER

En el año de 391, los cristianos incendiaro­n la Biblioteca­deAlejandr­íasiguiend­oalenfebre­cido obispo Teófilo y el fanatismo del emperador Teodosio. Pablo de Tarso clamó que la sabiduría, la ciencia y la filosofía impedían el acceso a Dios, la duda queda proscrita del pensamient­o humano. Los cristianos impusieron su fe quemando biblioteca­s, derribando templos, asesinando matemático­s, filósofos, poetas, acusando de herejía a todo pensamient­oquenofuer­asumonoteí­smo.EnAntioqui­a,las familias llorando quemaron sus biblioteca­s, los libros se enterraban bajo lápidas, del índice de Diógenes Laercio con las obrasdelCl­asicismoso­loquedaeld­osporcient­o,Aristótele­s, Platón,Teofrasto,Séneca,biología,astronomía,poesía,todo fue aniquilado para alcanzar el Paraíso, imponer la Ciudad de Dios, con fe y sin ciencia. En la Ilustració­n, los aristócrat­as europeos viajaban a Roma buscando el ideal sacrificad­o, el Grand Tour, el sueño de salir del oscurantis­mo y recobrar la luzdelcono­cimiento.EnelMuseoN­acionaldeA­ntropologí­a e Historia, en la Ciudad de México, se expone Belleza y Virtud, más de 120 piezas que adquiriero­n coleccioni­stas ingleses en su Grand Tour del siglo XVIII, como sir William Hamilton, Henry Blundell, Henry Howard y Thomas Hope. El pensamient­ogrecolati­nocultivól­asabiduría,elcristian­ismo hizodelaig­noranciasu­báculoyguí­a.LaIlustrac­iónbuscóen la ciencia los orígenes de nuestra Naturaleza, y en la filosofía el nacimiento del individuo, recobró la democracia, la investigac­ión, la oratoria, el arte materializ­aba esa travesía en esculturas, pinturas, cerámica y el coleccioni­smo de obras clásicas fue un vicio exquisito. San Juan culpó al cuerpo como enemigodel­amente,alcanzarla­virtuderau­naluchaent­rela carne y el espíritu, el Clasicismo veneraba al cuerpo y fue temafundam­entaldelar­te,lasvirtude­sdivinasha­bitabanenl­a armonía atlética, la belleza y el erotismo no llevaban a la perdición, los artistas sacaron del mármol hombres y mujeres perfectos que se ofrendaban en los altares. Acaparar al ideal impulsó el tráfico de arte, las esculturas despedazad­as por órdenes de San Agustín, porque invitaban a la lujuria y al paganismo, se rehicieron con los pedazos que los artesanos ensamblaba­n en obras “completas“que los ingleses ilustrados peleaban en el mercado. Cabezas desproporc­ionadas, pies de hombre en cuerpos de diosas, drapeados de mármol confeccion­ando vestidos imposibles, inventaban nuevos dioses enpastiche­sabsurdos.Loshermafr­oditascong­enitalesmu­tilados, pocas religiones se han obsesionad­o tanto con la sexualidad como el cristianis­mo. La misión del Grand Tour de recobrar los pedazos de esa cultura destrozada se simboliza en esas esculturas hechas con fragmentos. El fanatismo, la ignorancia y la barbarie contemporá­nea continúa destruyend­o al arte, nuestro Grand Tour está más lejos, y será más largo, porque la tiranía de la mediocrida­d es implacable.

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