Milenio Monterrey

Declaracio­nes carperas

Sánchez Cordero declaró una cuenta de 62 millones 661 mil pesos en tres inversione­s bancarias; no es muy rica, pero sus buenos 62 le ayudarán a pasar en paz su vejez; ya lo dijo, ha trabajado 100 años (50 su marido y 50 ella)

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com

Gil ha reparado en que las declaracio­nes patrimonia­les de los integrante­s del gabinete presidenci­al tienen toda la seriedad de una escena de Palillo en la Carpa México. Ese departamen­to de Houston yo lo puse en mi declaració­n, pero desapareci­ó misteriosa­mente; el departamen­to de Houston era mío pero lo doné, soy un hombre generoso. Por cierto, Olga Sánchez Cordero ha declarado, además de propiedade­s diversas, una cuenta de 62 millones 661 mil pesos en tres inversione­s bancarias. Sánchez Cordero no es inmensamen­te rica, cierto, pero sus buenos 62 kilos le ayudarán a pasar en paz su vejez. Ya lo dijo la secretaria de Gobernació­n, ha trabajado 100 años (50 su marido y 50 ella).

Gil hizo cuentas y resulta que ha trabajado 250 años, si suma a sus abuelos y a sus padres. Antes de la Independen­cia, en 1769, ya los Gamés trabajaban duro en la Nueva España. Así acumularon su legítimo dinero, primero doblones de oro, después monedas de plata, luego los Bonos del Ahorro Nacional y luego un portafolio­s que se van de espaldas. Gracias a esa historia de la hormiguita histórica y no de la cigarra neoliberal, Gilga goza en la actualidad de sus buenos dólares, de sus propiedade­s. ¿Cómo la ven? Dicho esto sin la menor intención de un albur ahorrativo.

Interés simple, interés compuesto Doña Josefa González Blanco Ortiz Mena, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat, por su sigla ecológica), expuso sus vínculos familiares con grandes empresas. Ella es nieta de Antonio Ortiz Mena. La secretaria reconoció sus relaciones profesiona­les con Tania Ortiz Mena, directora general de infraestru­ctura en IEnova; con Carlos Ortiz Mena, empleado en Servicios Administra­tivos Fresnillos, cuyo dueño es Alberto Baillères, que no es precisamen­te un menesteros­o de la empresa mexicana; la secretaria también tiene lazos con David Ortiz Mena, presidente de la Asociación de Hoteles de Tulum.

Por cierto, Antonio Ortiz Mena habrá sido un genio, pero amasó su fortuna durante su trabajo en el gobierno como secretario de Hacienda de López Mateos y de Gustavo Díaz Ordaz. Gil no acusa a este conspicuo autor del desarrollo estabiliza­dor, nomás informa, por si fuera útil en algún momento.

Por no dejar, Gilga quisiera recordar, ah, la memoria, esa barca a la deriva, que el presidente Liópez Obrador señaló a IEnova, dirigida por Carlos Ruiz Sacristán, secretario de Comunicaci­ones y Transporte­s de Zedillo, como una de las empresas que obtuvieron jugosos contratos con la CFE por transporte de gas natural. La pregunta: ¿hay o no hay conflicto de interés entre las funciones de la Semarnat que cumplirá la señora Josefa González Blanco Ortiz Mena y las empresas de sus familiares?

Por lo demás, la titular de la Semarnat añadió 38 millones 720 mil pesos que no había transparen­tado en sus declaracio­nes anteriores. Doña Josefa no es inmensamen­te rica, ni mucho menos, pero tiene su guardadito, y si le suma 100 años de trabajo, Gamés jura y perjura que la cifra engordaría.

No quiero declarar

Así las casas (muletilla patrocinad­a por el perdonado Grupo Higa), Gilga busca en sus antepasado­s, pero no encuentra un nombre detrás del cual asome una fortuna. Entre los funcionari­os del Presidente hay a quienes no les da la gana exhibir su patrimonio, como Jesús Seade Kuri, subsecreta­rio para América del Norte, ni más ni menos. A este Chucho le importa una almendra y no mostró sus bienes y males.

Tampoco declararon Ricardo Ernesto Ochoa Rodríguez, de la Comisión Nacional de Finanzas, y Jorge Alcocer Villanueva, coordinado­r de la secretaria Sánchez Cordero. ¿Quiere usted saber de otro sublevado? Gil se los dice: Paco Ignacio Taibo II, director flamante del FCE y muy pronto de Educal y de la Dirección de Publicacio­nes del estado. Gamés lo dice sin dobleces, o como se diga.

Una voz: que a mí no me ponen a exhibir mis bienes, que los he ganado vendiendo mis libros y libras. Pero Paco, debes declarar. Yo para declaracio­nes nomás las históricas del Che y Fidel, de ahí en fuera nada de nada.

Gil les comunica que están despedidos, pues el Presidente advirtió que no permanecer­án en su gobierno quienes no hagan públicas sus declaracio­nes. Lástima: ustedes prometían.

Todo es muy raro, caracho, como diría Maquiavelo: Los hombres olvidan con mayor rapidez la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio.

Josefa González Blanco Ortiz Mena expuso sus vínculos familiares con grandes empresas

Gil s’en va

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