El estado del estado
Un vagón de promesas y ni un metro de realidades: este fue uno de los titulares dentro de MILENIO Monterrey ayer. Y con razón: ya son muchas las veces que la Línea 3 acaba decepcionando. Lo único que se ha ganado en medio de tanto compromiso federal son cuatro años de retraso, hasta el momento.
Lo mismo pasa con la presa Libertad, con la recuperación de los patios del ferrocarril frente a la Universidad y con la remodelación de los edificios del sistema carcelario del estado.
¿En qué estado se encuentra el estado? En estos momentos de gris mitad de sexenio, Nuevo León se encuentra arrodillado ante el gobierno federal, al que hay que recurrir hasta para mantener el espíritu.
Hace unas semanas, las autoridades locales voltearon a Ciudad de México incluso en busca de subsidios para transportistas ante la discusión del aumento de las tarifas...
No queda ya mucho por hacer. El presupuesto anual se va íntegro en sueldos, que incluyen a los maestros del estado, en seguridad y en el servicio de la deuda. Por otro lado, la reciente Ley de Disciplina Fiscal ha frenado cualquier aspiración de nuevos préstamos.
No hay dinero, pues, y parece que todo proyecto deberá incluir una serie de reverencias a la federación. Pero el siguiente problema radica en que el gobierno actual de Nuevo León ya se arrodilló, hace dos años, ante el Gabinete de Peña Nieto antes de las elecciones buscando sin resultados “negociar incluso una candidatura”. Y este año busca convertirse en un estado morenista y ser parte activa de la Cuarta Transformación. No ha habido resultados.
La semana próxima es crucial: sabremos si el proyecto hidráulico de El Bronco tendrá vida y si la Línea 3 tendrá vagones en este sexenio.
No es novedad, el estado que más aporta a la federación ha batallado siempre para obtener recursos indispensables al desarrollo. Pero esta vez las cosas han llegado al límite y se piensa cada vez más en buscar una salida del Pacto Federal.
Hoy, el estado del estado no es precisamente sólido.