¿Quién va por la grande?
Aun que el tiempo pasa pronto, a mucha gente le parece que falta mucho para que tengamos que ir a las urnas una vez más, ahora para elegir al nuevo gobernador de Nuevo León.
¿Quién va o quién se escucha que va por la silla en el palacio de cantera?, pregunta la gente en las calles; muchos, tal vez más de los que uno pensaría, en esta generación de políticos, de esta, digamos, transición.
En 2015 se dijo en el festejo por el triunfo de Jai me Rodríguezqu ese había mandado de vacaciones a los partidos; una mentira, puesto que siguieron activos desde el Congreso, desde las alcaldías, desde sus entrañas. Unos hicieron bien la tarea, se aplicaron; otros siguen divididos desde el interior, pero no se fueron nunca.
El descrédito de la figura independiente fue proporcional, sin duda, al respiro de personajes que siguen hoy moviendo los hilos de la política; ahí están sus estructuras, sus protocolos, su parafernalia.
Lo mismo está el joven político, personaje de las redes, con una auténtica novela de amor, con su peculiar estilo de echado hacia adelante, con un proyecto que apuesta a un cambio tributario para Nuevo León. Sin partido de peso, pero acercándose abiertamente a uno de ellos, aunque este instituto político lo reniegue.
Está también la alcaldesa, con experiencia de más, con un respaldo poderoso, lleno de oficio y conexiones. Dentro, pero no por completo con su partido, evidentemente respaldada desde la primera silla del país, que la pone como ejemplo en el tema de la seguridad.
Está el alcalde, ausente de los reflectores tal vez por estrategia, pero con intenciones claras de ir por la candidatura, esperando el apoyo de su partido no solo de palabra, aunque justo ese instituto sea una carga pesada por los gobiernos recientes. Con gente experimentada planeando lo que viene, calculando todo, midiendo todo.
Está el intelectual, ahora conferencista, dueño de un currículum deslumbrante y una voz autorizada en temas económicos. Salido de un gobierno cuestionado, pero cruzando el pantano sin mancharse.
Está el senador y ex alcalde, subiéndose activamente a todos los temas para no dejar la agenda pública y sea su trampolín para intentarlo. No quiere un sorpresa inaudita de que su partido elija, por primera vez como candidato aun no militante, pese a la inconformidad desde adentro.
Están varios suspiran tes, sin partido ni estructuras formales, con tendencias“independientes ”, esperandoser el elegido, pese ala corriente que agoniza por el desencanto de los paupérrimos logros del antes líder de esa figura; rey de las redes sociales, ahora víctima de las mismas.
Están otros que ya salieron del mismo grupo, que les duró poco el amor y agotaron su débil convicción por el llamado “fuego amigo” o que el amor por el proyecto era tan falso como débil su compromiso.
Sea entonces Samuel, Clara, Adrián, Ildefonso o Víctor; sea Manuel, Bernardo o cualquier otro; vaya poniendo atención.
Y si quiere, haga sus apuestas.
En 2015 se dijo en el festejo por el triunfo de Jaime Rodríguez que se había mandado de vacaciones a los partidos; una mentira