Milenio Monterrey

López Obrador debe regresar al Congreso

Las medallas también son herencia del pasado Florestán

- JOAQUÍN LÓPEZ-DÓRIGA lopezdorig­a@milenio.com @lopezdorig­a lopezdorig­a.com

El uno de septiembre de 2005, hace 14 años, fue la última vez que un presidente de la República, Vicente Fox, pudo leer su informe de gobierno y entregar sus anexos a la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.

Al año siguiente, uno de septiembre de 2006, Fox llegó a San Lázaro y ya no pudo entregar y ni leer su sexto y último informe de gobierno. Una comisión de diputados le impidió el paso al salón de plenos, en el enorme vestíbulo donde quedó entre sorprendid­o e incrédulo, con sus anexos e informe en las manos.

Hay una versión de que Fox ya sabía, pero nunca se confirmó. Pero pudo más la oposición encabezada por PRD y PRI, y se acabó lo que ellos mismos llamaban Día del Presidente, cuando siempre debió ser el Día del Congreso, que jamás pudo o quiso reivindica­r ante aquellas presidenci­as imperiales del siglo 20.

Ya con Felipe Calderón, tras su, por violenta, atropellad­a toma de posesión el viernes 1 de diciembre de 2006, que luego calificarí­a como una intentona de golpe de Estado constituci­onal, encabezada y operada por aquel PRD de López Obrador que encadenó el recinto, tomado por sus legislador­es y asociados para impedir que le tomaran protesta, lo que evitó con el conocimien­to que tenía del lugar y el apoyo del Estado Mayor Presidenci­al.

Calderón quiso recuperar la fecha y así, lo más que le concediero­n es que el sábado 1 de septiembre de 2007, pudiera entrar al salón de plenos solo para anunciar que iba a entregar el informe. Lo mismo sucedió en 2008, y ya para 2009, ni eso. Lo mandó con su secretario de Gobernació­n, Santiago Creel.

Ahora, dentro de la cuarta transforma­ción, el presidente López Obrador se planteó recuperar ese día y ceremonia y acudir al Congreso a entregar el informe y dar un mensaje. Y todo iba bien hasta que algo se atravesó y lo dejaron para mejor momento y evitar el riesgo de la tribuna con una disminuida pero rijosa oposición, como en el pasado lo fue aquel PRD.

Pero lo leerá en el Zócalo.

RETALES

1. PIEDRA. México debe ser la única democracia en la que el presidente solo acude al Congreso una vez al año y de mero invitado de piedra, cuando asiste al recinto de Xicoténcat­l, a ver cómo y a quién entregan la medalla Belisario Domínguez;

2. TIPAZO. Carlos Bremer, el empresario y financiero regio, me dijo ayer que no conoce la casa de Zhenli Ye Gon que compró en la subasta del domingo en 102 millones de pesos, y que no sabe aún qué hará con ella. Quizá un museo, me dijo; y

3. MEDALLAS. Tras el éxito histórico para el deporte nacional en los Pan americanos de Lima, la directora deCo nade, AnaGabri el aGue vara, entregó una medalla al presidente López Obrador por su apoyo, cuando hace poco reclamaba que le hubieran recortado el presupuest­o. E insisto con Florestán: Esas medallas son herencia del pasado.

Nos vemos mañana, pero en privado

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