Las buenas formas
Un grupo de policías de la Ciudad de México abusa de su autoridad para retener y violar a una joven de 17 años; el caso queda desestimado al “filtrarse” información y como resultado los cuatro uniformados siguen laborando en la corporación; las autoridades callan.
Un grupo de mujeres enojadas con tal resolución se manifiesta ante las instalaciones de la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México; gritan consignas, cantan, redoblan tambores y le avientan brillantina en el cabello a los policías, rompen vidrios y hacen pintas; habrá una investigación.
Tanto la procuradora Ernestina Godoy, como la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, afirman que no se trató de una protesta, sino de
una “provocación”, y “habrá consecuencias”. Ahora sí se dignan a revisar el caso de la joven violentada, pero lo hará la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.
Sobre los policías y la “presunta” violación, no quieren especular porque “no desean fabricar culpables”, sin embargo, las carpetas de investigaciones sobre las mujeres que causaron destrozos en las instalaciones de gobierno ya se están integrando.
En redes sociales y muchos medios de comunicación, la línea es casi la misma: “revientan puertas”, “destrozos”, “no son las formas”, “son provocaciones”. Nadie cuestiona cómo es que ahora hay cuatro policías en las calles de la Ciudad de México que violaron a una menor de edad y pueden estar en cualquier lado.
En las zonas turísticas, cuidando los sectores empresariales, quizá afuera de una escuela pública o patrullando alguna colonia. Estos hombres están ahí impunes, mientras sus homólogos buscan a las mujeres que le pintaron el pelo de rosa a Jesús Orta Martínez, secretario de Seguridad Pública de la ciudad.
¿Cuál es la forma adecuada de reacción al miedo? ¿Cómo se protesta de modo formal contra el hartazgo? ¿Se tiene que llenar algún formato? ¿Pedir cita? ¿Hay código de vestimenta?
Porque no mejor Ernestina y Claudia se ponen a buscar las formas adecuadas de perseguir estos actos y sobre todo de evitar que sigan sucediendo.