Milenio Monterrey

Crónica de la caída

Acabó pidiendo clemencia al juez “humildemen­te”

- JOSÉ ANTONIO BELMONT

Alas seis de la mañana, Rosario Robles ya no era la misma que llegó a su audiencia con “las faldas bien puestas y tomando al toro por los cuernos”.

Ya no tenía el semblante confiado y hasta sonriente que mostró por momentos en la sala 1 del Centro de Justicia Penal Federal. Todo cambió cuando fue vinculada a proceso y escuchó que el Ministerio Público de la Federación solicitó mantenerla en prisión preventiva justificad­a.

El fiscal federal Manuel Granados Quiroz señaló que otra medida cautelar no sería suficiente para garantizar la presencia de Robles durante el proceso. ¿El argumento principal? Peligro de fuga. Enfatizó que, después de ganar un sueldo superior a 200 mil pesos mensuales durante seis años, cuenta con los recursos suficiente­s para “trasladars­e fuera del país o permanecer oculta”.

También remitió a los 5 mil millones de pesos que presuntame­nte causó de daño al erario de la Sedesol y la Sedatu: “Compromete su patrimonio hasta la segunda, tercera, cuarta generación... No hay forma de que pudiera pagarla”, subrayó.

En seguida, Granados Quiroz hizo referencia a una frase que retrató la relación del ex presidente con Robles en el sexenio pasado: “No te preocupes, Rosario... Creía que estaba cubierta por el manto protector de Enrique Peña Nieto, hasta que la tocaron con el pétalo de una denuncia penal; ahora es una situación diversa”.

Uno de los abogados de la ex funcionari­a interrumpi­ó al agente del MP diciendo que esas expresione­s eran innecesari­as, pero el juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna no lo consideró así. “Está apercibido, abogado, desde la au

diencia pasada. No sea usted grosero, a la siguiente se va. Si quiere tomar la palabra la pide, no viene y gritonea”, enfatizó.

Al abogado Juan Saucedo no le quedó de otra que asentar con la cabeza. Tampoco faltaba mucho para que terminara su pronunciam­iento el fiscal federal. “Qué bueno que dijo (Robles) que venía a dar la cara. Lástima que fue mucho tiempo después de que nos vieron la cara a muchos mexicanos”, concluyó.

“No tengo millones para irme a Canadá y luego regresar impunement­e, he vivido de mi trabajo...”, subrayó

Reiteró que estaba fuera del país y que cuando se enteró del citatorio regresó para enfrentarl­o

Entonces, la ex secretaria pidió la palabra. Reiteró que estaba fuera del país y que cuando se enteró del citatorio regresó para enfrentarl­o. “Mi única cuenta bancaria está congelada. No cuento con un patrimonio. No tengo millones para irme a Canadá y luego regresar impunement­e, he vivido de mi trabajo”, recalcó quizá con dedicatori­a al Senado.

Afirmó que vive en la misma casa en Coyoacán desde hace 24 años. “Siempre he luchado como mexicana por la presunción de inocencia, porque deben preservars­e esos principios. En función de ello pido humildemen­te atender el proceso en libertad”.

Pero el ruego no funcionó. Ayer pasó su primera noche en el penal de Santa Martha, que en 2004 inauguró Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno.

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