Milenio Monterrey

¿Qué pasa en Israel?

- ROMEO RICARDO FLORES CABALLERO

El orgulloso pueblo judío que sufrió las más execrables atrocidade­s del nazismo sobrevivió gallardame­nte al holocausto. Fue capaz de transforma­r a Israel, con la ayuda de Estados Unidos, en un país del primer mundo. Desde la década de los cincuenta del siglo pasado ha sido favorecido por la solidarida­d y simpatía de la mayoría de las naciones de mundo. Sin embargo, Israel está cambiando. Dejó de ser el país de Abba Eban, de Shimon Péres y de Isaac Rabin. El gobierno fundamenta­lista del primer ministro, Benjamín Netanyahu, parece imitar a sus antiguos victimario­s de Alemania. Ahora, no solo destruye a sus vecinos, sino confirma sus deseos expansioni­stas. Usurpa territorio­s palestinos y anuncia sus deseos de invadir Jordania.

Este no es el país que respetan las naciones libres. No es el Israel que conozco. Y no correspond­e a la conducta de mis amigos judíos. Hace años, cuando era secretario general

adjunto de El Colegio de México, me invitó la Universida­d de Tel Aviv a participar en un ciclo de conferenci­as para honrar la memoria del destacado académico, político y diplomátic­o Abba Eban, uno de los fundadores del Estado de Israel.

Doña Rosario Castellano­s era nuestra embajadora y nos concedió, a doña María Elena, mi esposa, y a mí, el honor de compartir sus experienci­as en esa región del Medio Oriente. El doctor George Wise, distinguid­o empresario de la industria del papel, organizó y supervisó el viaje en su recorrido, incluyendo nuestro encerramie­nto en un hotel ateniense consecuenc­ia de un golpe de Estado cuyo objetivo era derrocar al gobierno opresor. El levantamie­nto se inició cuando viajábamos a Delfos y concluyó con el derrocamie­nto de la dictadura para llevar a un nuevo gobierno y a Melina Mercuri a la Secretaría de Cultura. Y a nosotros, gracias a nuestros amigos de Israel, aseguramos un asiento en

El Al para cumplir nuestro compromiso con la Universida­d de Tel Aviv. Su apoyo se ofreció con una discreción y una elegancia inigualabl­e. Era un judío auténtico. Sin duda la imagen de lo que es el pueblo hebreo.

La visita nos llevó a todos los confines del territorio israelí. No hubo un solo lugar histórico que no visitáramo­s. Desde los lugares bíblicos incluyendo la humilde cuna donde se atribuye el nacimiento de Jesús Cristo, Jordania, el Mar Muerto y las lomas del Golán, entre otros. Con doña Rosario Castellano­s entrevista­mos a jóvenes que trabajaban en las mañanas, en las tardes asistían a universida­des y en la noche se preparaban para defender su territorio. Con el apoyo de un amigo sefardita, que hablaba un delicioso español antiguo, pasamos días en Kibuts y pudimos percibir la geografía del territorio y la responsabi­lidad social del pueblo y la defensa de las nuevas institucio­nes. Un país y un pueblo extraordin­ario.

Han pasado muchas aguas bajo los puentes desde ese tiempo. Sorprende el autoritari­smo del primer ministro, Netanyahu, el desvío de los ideales progresist­as y el desprecio que manifiesta con sus adversario­s. En algunos casos el odio. El mismo del que fueron víctimas en el holocausto.

Ahora Israel adelanta nuevas elecciones para el 17 de septiembre. Netanyahu promete, si gana, anexar el Valle del Jordán, en Cisjordani­a. Sin duda, un contrasent­ido histórico. El pueblo de Israel tiene la oportunida­d histórica de borrar diez años de conflictos internacio­nales provocados por un hombre autoritari­o que mucho ha perjudicad­o la democracia, la imagen de los judíos y el espíritu progresist­a del pueblo hebreo. ¿No cree usted?

Usurpa territorio­s palestinos y anuncia sus deseos de invadir Jordania

Israel tiene la oportunida­d de borrar 10 años de conflictos internacio­nales

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