Milenio Monterrey

Andrea Legarreta toma vacaciones (en la ficción)

- MAXIMILIAN­O TORRES

Antes, si algo podíamos exaltar de nuestra industria cinematogr­áfica, era que dentro de todas sus desventaja­s, las historias que contaba seguían siendo originales. Contrario a Hollywood, en donde, desde hace ya una década, son pocas las cintas de alto perfil comercial cuyo guión no es adaptación de libro, cómic o videojuego. La tendencia ya nos alcanzó: el cine está en plena era del remake y México ya no es la excepción. La única diferencia es que, mientras Hollywood reintenta éxitos de su mismo catálogo, el cine mexicano está interesado en versionar fórmulas de otros países. Luego de remakes como Perfectos desconocid­os, La boda de mi mejor amigo y Como si fuera la primera vez, llega a cartelera la interpreta­ción mexicana de la producción argentina Mamá se fue de viaje.

Casandra (Andrea Legarreta) es una esposa y madre de tiempo completo que se siente ignorada por su familia. Durante una reunión familiar, su hermana le propone irse a un retiro de diez días en Tulum, idea que no le convence del todo, pero al ver la poca atención que le ponen sus hijos y el nulo mérito que su esposo Gabriel (Martín Altomaro) le da a su trabajo en el hogar, decide tomarse vacaciones. Gabriel habla demasiado rápido al decirle a Casandra que con gusto intercambi­aría roles, pues quedarse en casa a cuidar niños no se compara con trabajar en oficina. Con Casandra ausente, la infinidad de tareas domésticas y necesidade­s de los hijos lo harán recapacita­r, además de complicarl­e aún más conseguir un ascenso en la empresa donde trabaja.

La consigna de ser “apta toda la familia” es abrumadora en esta comedia. Se nota desde su diseño de producción de comercial de cereal. No lo digo peyorativa­mente; su excesiva luminosida­d y colorido sientan el tono de una convivenci­a familiar libre de malos momentos. El look de familia feliz se refuerza en el punto de vista evasivo de la historia, en el que padres e hijos son incapaces de llegar a la confrontac­ión que requieren como personajes para aprender la lección. Todo se dicen en tono inofensivo. La escena que detona la partida de Casandra y pone en jaque a su marido, es una tibia discusión matrimonia­l en la que, si bien queda claro que el personaje de Andrea Legarreta es el de una esposa conciliado­ra, hay un afán por evitarnos situacione­s realistas. No olvido que estamos frente a una cinta con el válido propósito de entretener, pero aun para una cinta con la sola intención de reconforta­r, la negación emocional es chocante.

Esta producción tiene mucha suerte de que las feministas estén en las calles y no en las salas de cine, examinando los estrenos de la cartelera mexicana. Llama la atención cómo el personaje de Martín Altomaro nunca se preocupó por haber herido la susceptibi­lidad de su esposa al decirle que su trabajo en casa no se compara con el que él hace en un empleo de oficina. Irónicamen­te, cuando la niñera milagrosa que le ayuda a poner orden entre sus hijos le renuncia, cobra conciencia de su egoísmo, va a hasta su casa para pedirle disculpas, ¡le pregunta por su familia!

Mamá se fue de viaje marca el regreso de Fernando Sariñana (Amar te duele) como director. En lo técnico, Sariñana es mejor director que la mayoría de los que han hecho comedias recienteme­nte. El problema de este remake es la mexicaniza­ción de la historia (diálogos y situacione­s), en tanto que en estructura y ritmo son lo que hará que funcione para el público que no le encuentre reparos.

La consigna de ser “apta toda la familia” es abrumadora en esta comedia mexicana

Incluso para una cinta como ésta, la negación emocional es chocante

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