Ni seguro, ni popular; ni tan diferente
Dos semanas han pasado desde que este 2020 trajo consigo el final de operaciones del Seguro Popular. No era ni seguro ni popular, tal vez tenía razón el presidente Andrés Manuel López Obrador; quien por cierto no inventó dicha broma, porque ya se escuchaba tiempo atrás.
Lo que no ha causado gracia ni risa alguna es el efecto provocado por el inicio de este periodo de transición entre lo viejo y lo nuevo, para convertir este sistema en el Insabi.
La situación es variada, fluyen por todos lados versiones; unos dicen que ya nada será gratis, que se cobrará hasta una pastilla o curación, otros que no se atenderá a los enfermos de cáncer o que simplemente no habrá medicamento.
Preocupa porque estamos hablando de 1 millón 240 mil derechohabientes en el estado.
No se puede negar que el cierre de los módulos del Seguro Popular que estaban instalados en los hospitales asusta, y con razón, a los pacientes y a sus familiares que preguntan “ahora quién podrá ayudarme”.
Cuando priva la confusión es fácil que se caiga en ladesesperaciónolacrisiscolectiva.Lagenteinevitablemente imagina que se la pasarámuymal,comoselapasaron las personas que no recibieron la ayudadeprogramassociales,por las medidas implementadas por el nuevo gobierno en 2019.
Lo cierto es que siempre se ha cobrado una buena parte de los servicios del Seguro Popular, ahora Insabi; también es cierto que dichas cuotas de recuperación no las quieren cobrar los estados con este nuevo esquema, porque recaudarestedineroesimpopular,ynoquierenpagar ese “precio político”.
Bajo esa realidad, el Ejecutivo ha decidido instalar oficinas regionales del Insabi (podrían ser cuatroenNuevoLeón),parallevaracaboesacoordinación del programa.
Ese cobro “impopular” hace que varios estados no quieran firmar el convenio de colaboración; paranocederesederecho,porquecambialasreglasde operación.
Otra realidad es que en medio de la confusión se deberáseguirprestandoelservicioconregularidad y solo pedir cuota de recuperación a pacientes de tercera fase. También mediante estudios socioeconómicos se determinará cuando una persona realmente no puede pagar la atención y las medicinas; todo estará en su expediente.
En resumen, existe una pésima comunicación por parte de los ejecutores de este cambio, y se une este problema al debate por el control de los recursos,quenoescosamenor;estamoshablandodemil 400 millones de pesos al año.
El reto es que cada uno de esos pesos se debe justificar, pagar nóminas, equipos de diagnóstico, medicamentos y de más.
En conclusión, habrá que estar atentos porque al menos de aquí a 5 meses, según se dice, privará la preocupación en el Metropolitano, el Materno InfantilyloshospitalesdeSabinasyMontemorelos;y aunquenoesdeprimerarespuesta,elHospitalUniversitario, con su alta demanda.
Por último, que no le mientan a la gente y que nadie se aproveche de la confusión. No se vale.
Lo cierto es que siempre se ha cobrado una buena parte de los servicios del Seguro Popular