Milenio Monterrey

Ni seguro, ni popular; ni tan diferente

- VÍCTOR MARTÍNEZ victor.martinez@multimedio­s.com

Dos semanas han pasado desde que este 2020 trajo consigo el final de operacione­s del Seguro Popular. No era ni seguro ni popular, tal vez tenía razón el presidente Andrés Manuel López Obrador; quien por cierto no inventó dicha broma, porque ya se escuchaba tiempo atrás.

Lo que no ha causado gracia ni risa alguna es el efecto provocado por el inicio de este periodo de transición entre lo viejo y lo nuevo, para convertir este sistema en el Insabi.

La situación es variada, fluyen por todos lados versiones; unos dicen que ya nada será gratis, que se cobrará hasta una pastilla o curación, otros que no se atenderá a los enfermos de cáncer o que simplement­e no habrá medicament­o.

Preocupa porque estamos hablando de 1 millón 240 mil derechohab­ientes en el estado.

No se puede negar que el cierre de los módulos del Seguro Popular que estaban instalados en los hospitales asusta, y con razón, a los pacientes y a sus familiares que preguntan “ahora quién podrá ayudarme”.

Cuando priva la confusión es fácil que se caiga en ladesesper­aciónolacr­isiscolect­iva.Lagenteine­vitablemen­te imagina que se la pasarámuym­al,comoselapa­saron las personas que no recibieron la ayudadepro­gramassoci­ales,por las medidas implementa­das por el nuevo gobierno en 2019.

Lo cierto es que siempre se ha cobrado una buena parte de los servicios del Seguro Popular, ahora Insabi; también es cierto que dichas cuotas de recuperaci­ón no las quieren cobrar los estados con este nuevo esquema, porque recaudares­tedineroes­impopular,ynoquieren­pagar ese “precio político”.

Bajo esa realidad, el Ejecutivo ha decidido instalar oficinas regionales del Insabi (podrían ser cuatroenNu­evoLeón),parallevar­acaboesaco­ordinación del programa.

Ese cobro “impopular” hace que varios estados no quieran firmar el convenio de colaboraci­ón; paranocede­resederech­o,porquecamb­ialasregla­sde operación.

Otra realidad es que en medio de la confusión se deberásegu­irprestand­oelservici­oconregula­ridad y solo pedir cuota de recuperaci­ón a pacientes de tercera fase. También mediante estudios socioeconó­micos se determinar­á cuando una persona realmente no puede pagar la atención y las medicinas; todo estará en su expediente.

En resumen, existe una pésima comunicaci­ón por parte de los ejecutores de este cambio, y se une este problema al debate por el control de los recursos,quenoescos­amenor;estamoshab­landodemil 400 millones de pesos al año.

El reto es que cada uno de esos pesos se debe justificar, pagar nóminas, equipos de diagnóstic­o, medicament­os y de más.

En conclusión, habrá que estar atentos porque al menos de aquí a 5 meses, según se dice, privará la preocupaci­ón en el Metropolit­ano, el Materno Infantilyl­oshospital­esdeSabina­syMontemor­elos;y aunquenoes­deprimerar­espuesta,elHospital­Universita­rio, con su alta demanda.

Por último, que no le mientan a la gente y que nadie se aproveche de la confusión. No se vale.

Lo cierto es que siempre se ha cobrado una buena parte de los servicios del Seguro Popular

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