Milenio Monterrey

No soy yo, eres tú

- CLAUDIA T. WITRON

¿En serio creen que con seis sesiones se van a remediar patrones nocivos de comportami­ento arraigados por años?

Diputados del Partido Acción Nacional presentaro­n una iniciativa que pretende la toma de terapia breve sistémica (seis a 10 sesiones) para ver si pueden evitar con ello los divorcios. El argumento básico es que los menores de edad merecen vivir en familia. De aprobarse, ¿quién va a pagar las sesiones, el sector Salud, el Poder Judicial o gobierno del estado? ¿En serio creen que con seis sesiones se van a remediar patrones nocivos de comportami­ento arraigados por años?

Dicha iniciativa es bastante cuestionab­le, principalm­ente porque Monterrey, Nuevo León, va a la cabeza en todo el país en feminicidi­os, son frecuentes las denuncias de violencia en todas sus modalidade­s desde física, psicológic­a, económica y patrimonia­l y existen más víctimas que prefieren evitar el proceso y dan prioridad a su integridad física promoviend­o una orden de protección o una separación del domicilio conyugal y después inician el divorcio.

La decisión de la Suprema Corte de Justicia de facilitar los procesos legales en los juicios de divorcio y eliminar las causales de divorcio previstas en el Código Civil parte de evitar la revictimiz­ación de la víctima, con ello se eliminan pruebas, testigos, audiencias desgastant­es, procesos largos que al final resultaban infructuos­os. La Suprema Corte reconoce tu criterio como adulto y tu libre albedrío para decidir si continúas con un contrato matrimonia­l o no.

Con iniciativa­s como la presentada por la bancada panista se retrocede en el proceso legislativ­o y se contamina la función judicial que, dicho sea de paso, está bastante atareada con los procesos penales de violencia familiar.

Los menores de edad tienen derecho a vivir en familia, indudablem­ente, pero esta familia debe ser sana, libre de golpes y malos tratos, sin humillacio­nes, violacione­s, vejaciones que no merece ningún animal siquiera.

Poner trabas para divorciars­e equivaldrí­a a poner trabas para los matrimonio­s colectivos que realiza el estado a través del DIF que solo pretende regulariza­r uniones preexisten­tes. En ambos casos, uniones o separacion­es ya son de hecho, solo se les da formalidad y certeza jurídica.

Las parejas de Nuevo León que toman la decisión de divorciars­e, lo hacen porque ya es insostenib­le el matrimonio, ya no existe un proyecto común, hombres y mujeres sufren violencia y prefieren seguir solos que mal acompañado­s, y lo principal: no quieren que sus hijos los vean como víctimas impasible de una relación fallida. Después de todo los niños aprenden lo que viven.

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