Amar sin dolor
Esta semana pregunté en mi Facebook por qué se relacionaba al amor con el dolor, porque desde hace siglos la idea del amor romántico domina en las relaciones de pareja. Sobrevivimos a las rupturas jurando que jamás tropezaremos con la misma piedra y creemos que una relación amorosa implica pleitos, gritos y sombrerazos. Pero, ¿el sufrimiento es inherente al amor o éste tiene múltiples dimensiones por explorar?
Pensando en este tema tras analizar lo que me respondieron en la red social, busqué a Marhyam Deva Ianna, psicóloga que desde hace 15 años se apoya de la espiritualidad oriental y las danzas sagradas para escuchar y enseñar a las mujeres a vivir el amor sin dolor, a través de su grupo Círculo de Venus.
“El amor está asociado a lo perenne, a lo eterno, a lo trascendente; no lo quitas y lo das dependiendo de una acción o de una persona. El amor surge en ti y no podría irse cuando terminas con alguien, porque está en tu interior, no depende de alguien más”, me dijo.
“El ser humano quiere amar, pero tiene muchas experiencias que no le dejan avanzar. Pocas veces nos detenemos a pensar de dónde vino esa idea, cómo es que se integra al deber ser social, que seguramente escuchaste alguna vez, ya sea de tu madre, de tus amigas o de tu pareja. Lo integraste a tu propio discurso.”
Una clave es entender que quienes nos acompañan en la vida no son de nuestra propiedad y, mucho menos, responsables de nuestra felicidad. “Somos libres de explorar nuestra existencia sin depender de nadie, respetando lo que otros buscan. Se trata de responsabilizarnos de nuestro bienestar en lugar de exigirle a alguien más que nos brinde lo que queremos”, contó.
En breve, Deva Ianna dará una formación en su grupo Círculo de Venus (búsquenlo con ese nombre en Facebook) llamado “12 Venus”, que “es una propuesta para la mujer, de vivir 12 rostros, 12 facetas, 12 roles para que puedan conectar con su totalidad.”
El mes del amor es un buen pretexto para hacer este análisis y comprender que el amor no tiene la culpa del sufrimiento personal, sino que es una emoción divertida, formativa e integral.