El covid-19 y el cambio climático

Todos nosotros, incluso aquellos que, por así decirlo, son profesionales del pensar, todos somos, con mucha frecuencia, pobres de pensamiento. La falta de pensamiento es un huésped inquietante que en el mundo de hoy entra y sale de todas partes. Porque hoy en día se toma noticia de todo por el camino más rápido y económico y se olvida en el mismo instante con la misma rapidez”.

Esto dice en un ensayo publicado en 1955 Martin Heidegger, para mí, el primer ecologista y ambientalista, en el que se refiere al peligro de extinción de toda forma de vida en la Tierra, como resultado del mundo altamente tecnificado y el olvido del pensar reflexivo.

Las consecuencias de olvidar pensar lo que se debe pensar son fatales: el desequilibrio entre el hombre y la naturaleza. Esto genera catástrofes naturales. Entre otras, sostienen hombres de ciencia, la pandemia del coronavirus.

A decir de Boaventura de Sousa Santos, la vida humana representa solo el 0.01% de la vida en la Tierra, y para que el hombre siga existiendo, es necesaria la defensa de la vida de todas las especies; no obstante, la voz de Heidegger sigue perdida en el desierto.

Su preocupación por los efectos del mundo tecnificado se remonta a su curso de Friburgo, 1935, pero, debido al olvido del pensar reflexivo, fue hasta 1972 cuando la ONU convocó a la Cumbre de la Tierra, en la que se trataron problemas del medio ambiente.

Y tuvieron que pasar 16 años más para que, en 1988, se constituyera el “Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático” (IPCC, por sus siglas en inglés), con lo cual se comenzó a adquirir conciencia de los gases de efecto invernadero y el cambio climático.

Y a 32 años de la creación del IPCC, hoy enfrentamos al covid-19. Éste ha matado a por lo menos 343,855 personas, ha destrozado las economías, pero nada de esto nos convoca a pensar reflexivamente. Lejos de esto, muchos no creen en el coronavirus; las oposiciones partidistas aprovechan al coronavirus y las crisis económicas para avanzar en sus agendas, y otros dicen que se trata solo de una guerra comercial entre China y los EE.UU.

Las consecuencias de olvidar pensar lo que se debe pensar son fatales