«Ni tú ni Nadia Nadia pueden cambiarles»
Entre la bolsa y la ‘bilda’ (Bildu se declara feminista), Sánchez ha elegido a Sánchez, como si el trepartito (porque vaya si trepan) que quieren montar en Cataluña se pudiera trasladar al País Vasco. Pero allí, ya se sabe, son ‘massielistas’. «Ertes, por la forma de ser contigo lo que más quiero». Y es evidente, derogar la reforma laboral de Báñez nos iba a dar un sopapo de realidad. Porque los ertes serían Eres y los únicos Eres en los que había cursos de cortar jamón de jabugo y se subvencionaba irse de lumis eran los de los socialistas en Andalucía.
Estos días nos hemos hecho calviñistas. calvinistas con ñ. El mandoble de la titular de Economía a los latinajos que Pablemos firmó con los abertzales (él, pensarán, tiene un aberchalé en Galapagar) nos ha hecho fantasear con la caída del Gobierno. Pero Iglesias tiene lo que quiere: el poder y un porrón de sueldos para repartir. ¿Y Alberto Garzón? Es capaz de reescribir la cigala y la hormiga como cuento aleccionador de obreros si le garantizan que conservará la cartera de ministro y el coche oficial estacionado en la plaza de minusválidos. Lo que es evidente es que Garzón nunca vio El turismo es un gran invento porque seguramente prefería ver películas independientes bielorrusas con subtítulos en iraní (de ahí su caca o mental ). El chavales es pe si to porque no solo ha dichoque nuestra mayor riqueza( el turismo) no tiene valor añadido sino que además va acepillarse alas aerolínea s con sus declaracionessobre las devoluciones. El ministro de Consumo no quiere que se consuma, la ministra de Igualdad no quiere que seamos iguales y la de Trabajo nos va a mandar a todos al paro. Menos mal que vino Cal viñ opa radar unBáñezd ere alidada este oxímo ron ministerial en el que el vicepresidente solo gobierna en clave de rey Sol pero sin Montes pan. Simancasf in ez za dio con el relato: la culpa es del PP por no garantizar su apoyo al Gobierno en la prolongación del estado de alarma. Pero claro... toda la baronía sociata (salvo, al parecer, Lastra) sabe que mantener la reforma laboral es una de las condiciones de Europa para que suelten la pasta.
Cualquiera imagina la cara de Calviño recibiendo los avisos de los medios sobre el pacto con los bildus. O sus pesadillas sin duda pobladas de pablemos y garzones, convertidos en dúo cómico de la pandemia, comunistas de salón y con seguridad reforzada por Marlaska. Lo normal. No solo están temerosos de los que no llegan a fin de Hermès; la epodemia ha perdido el pulso de la calle y temen el escrache de sus indignados. «Ni tú ni Nadia pueden cambiarme»,
El pacto conBildu ha tenido la capacidad de unir al P SO E. Pese a la dialéctica antiRajoy, pocos ignoran que Montoro y compañía dejaron un país más ágil para resistir la crisis. La diferencia con 2012 es evidente. Entonces la recesión se ce baba con un mercado rígido y una población anquilosada. Ahora hay que confiar en la capacidad de los españoles para salir adelante y hacer mascarillas de encaje de bolillos y visones de Encarna Sánchez.
El mundo que se nos viene no será de los agoreros, de los tristes o de los miedosos sino de los disfrutones. En este confinamiento hemos hecho yoga y los deberes con los niños, pero también nos hemos forrado a comer, a beber, a vivir. Del Covid19 aún sabemos poco pero pronto encontraremos un remedio mejor que la enfermedad. Mañana Madrid se despierta. Nadia con nos va a cambiar.
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