Susana Moscatel
“Yalitza en NYT: racismo y envidia de amargados”
Sabemos perfectamente bien que publicar una frase como esta, aunada al nombre de algún famoso es una fórmula certera para que la gente haga clic y lea esa “nota” en el amplio mundo del internet.
Esta vez le toco a Yalitza Aparicio, quien escribió por invitación en el New York Times respecto a varias cosas, pero apuntalando claramente el racismo que se vive en México.
Y casi instantáneamente, como para probar ese racismo o la envidia o simplemente el placer de ser amargos, las redes sociales se comportaron como suelen hacerlo.
Creyéndose muy creativas en sus insultos y disfrazándolos por engrandecimiento moral. Esto resulta patético y digno de ignorarse. Excepto que no fue así, porque los medios de comunicación lo retomamos y hacemos una nota, pero no del hecho que Yalitza fue invitada a escribir en uno de los periódicos más reconocidos del mundo, sino en que la gente, “tundió”, “criticó”, “destruyó” y “aniquiló” al personaje en cuestión en las redes sociales.
Pocos dijeron que este artículo forma parte de una serie de invitados internacionales respecto a “¿por qué el arte importa?” y menos se detuvieron a reparar que en su narrativa Yalitza dio un perfecto ejemplo. Después de Roma la ley cambió desde el Congreso mexicano para mejorar la condición de las trabajadoras domesticas, pero pocos hablan de argumentos.
La nota no es si están de acuerdo o no, en este caso con Yalitza, sino con todos.
A todo famoso le ha tocado o le tocará. Merecido o no. Pero para que algo sea noticia debe de tener algo “nuevo” en e lla. Si no, daría lo mismo escribir 100 planas que digan, “la gente es cruel en Internet”.
Pero claro, ¿quién leería algo que ya sabemos tan bien?