Cuando te toca, te toca...
Al igual que millones de mexicanos, y miles de personas en Nuevo León, mis padres llevan más de dos meses en aislamiento. Por su condición, y los achaques propios de la edad, son vulnerables en caso de llegar a contraer el covid-19.
Por eso han seguido al pie de la letra las recomendaciones de la autoridad estatal, en cuanto a respetar la cuarentena. De hecho siguen a diario la conferencia del doctor Manuel de la O.
En varias ocasiones durante las últimas semanas, he platicado con mi madre doña Anastacia Arreozola sobre la posibilidad de que en algún momento de la vida podamos adquirir el coronavirus.
Voces expertas en el mundo, especialmente de la Organización Mundial de la Salud, afirman que esta pandemia llegó para quedarse, y como una gripe podría regresar de manera cíclica. Se habla concretamente de la temporada de invierno.
De ser así, millones de personas que no se han contagiado en esta primera oleada, es muy probable que se enfermen en una segunda ronda, dada la facilidad con la que se transmite.
¿Cuáles serían los “beneficios”, si es que se le pueden llamar así, de seguir resguardados en casa hasta que las autoridades sanitarias puedan romper la cadena de contagios?
Primero que nada daríamos tiempo y espacio a los médicos para atender a los miles de mexicanos que ya tienen el covid-19, ante la amenaza latente de saturación en los centros hospitalarios.
A nivel global, algunos países están desarrollando una vacuna para combatir los efectos mortales del virus, pero se habla de un año y un poco más para que se pueda producir de manera masiva.
Por eso es vital acatar los protocolos oficiales, aunque parece que a muchos ya les valió, y andan en la calle como si nada. Organizan fiestas, torneos de futbol o visitan a sus familiares, a pesar de las restricciones en ese sentido.
En lo personal preferiría no enfermar, y en estas semanas de confinamiento darle herramientas a mi sistema inmunológico para defenderme. Como decían los viejos y sabios antepasados: cuando te toca te toca, pero no te pongas en el tocadero.