Una prueba superada

Pocos temas como este del covid-19 o coronavirus, como le llama la gente, en los que la información es vasta y repetida hasta la saciedad. El origen del virus, los grupos vulnerables, las medidas sanitarias, el aislamiento, los avances en la investigación buscando una vacuna. Todos los contenidos que necesitamos están por todos lados; tanto que incluso hasta las fake news están tan cicladas que no cumplen con su efecto dañino. Nunca como ahora el mundo, literal, ha consumido tanto de un tema simultáneamente.

Ya pasamos de la desinformación a la incredulidad, de la información a la sorpresa, del enojo al cansancio y del fastidio a la zozobra. Ya experimentamos todos los estados mentales y vimos uno a uno caer nuestros fines de semana, nuestros paseos cancelados, nuestras vacaciones y nuestras agendas que parecían inamovibles.

Maldito covid que vino a poner en su lugar a nuestra vida cotidiana que parecía firme, pero estaba colgada de alfileres y el virus vino a quitarlos.

No sabemos si se irá o al menos menguará pronto su brutal avance, pero la huella que dejará como odioso “daño colateral” es la crisis, una profunda secuela económica que hará que no nos olvidemos en mucho tiempo de esta mitad del 2020.

Recorrer las avenidas principales la noche del sábado en Monterrey fue toda una experiencia triste, y con un sutil reflejo de lo que ya está por perderse; la prosperidad de pequeños negocios que fueron grandes sueños de familias que con sacrificio y pujanza regiomontana levantaron una tienda, un negocio de comidas, una boutique.

En medio del debate entre la salud y las necesidades, el aislamiento ha costado miles de empleos, y hundido los hombros de muchos emprendedores y emprendedoras que esperan el final del túnel.

No todo está perdido, por supuesto, porque quienes ya han visto y vivido esto en el pasado saben que precisamente esta es la historia que nos sostiene, que los esfuerzos y los retos son la raíz que da firmeza al árbol florido que ven desde fuera quienes admiran nuestra tierra.

Muchas cortinas ya se abrieron, y poco a poco ya se pueblan los centros de trabajo. Es cierto, la lucha contra el covid-19 no ha sido librada todavía, pero mientras no la perdemos de vista daremos la batalla contra el nuevo desafío.

Ya saldremos de esta, y nos tocará sonreír, porque no seremos los mismos.

Después del covid seremos más fuertes, la generación que se sobrepuso a la pandemia, que aprendió a pulir su convivencia, a valorar lo que parecía cotidiano, a depurar su cadena de consumo y optimizar sus recursos.

Y sí, algún día lo contaremos como un capítulo más; una prueba superada.

Un antes y un después del virus.

No sabemos si se irá o al menos menguará pronto su brutal avance, pero la huella que dejará es la crisis