Milenio Monterrey

Felicidad, desarrollo y producción

- VALERIA MOY @ValeriaMoy

Había una vez un pequeño reino anclado en el Himalaya con un joven rey que había sido recién corona do tras la repentina muerte de su padre. De tan solo 17 años, el nuevo monarca, Jigme Singye Wangchuck, tomó una decisión controvers­ial: a partir de ese momento, en Bután, lo más relevante sería la felicidad de sus habitantes. Se decidió entonces construir un indicador que reflejara más los ideales tradiciona­les budistas de la mayoría de los butaneses, alejándose de medidas más occidental­es, relacionad­as con producción o consumo. Así, en 1972 surge la Felicidad Nacional Bruta.

La FNB consta de nueve rubros —salud, uso del tiempo, educación, diversidad cultural, nivel de vida, diversidad ecológica, vitalidad de la comunidad, bienestar sicológico y gobierno—medidoscon 33 variables quesee valúan a través de encuestas de 180 preguntas. Cada rubro tiene el mismo peso en el índice, pero no todas las variables se ponderan igual. Hay preguntas subjetivas, que se ponderan menos, mientras que a las objetivas se les da mayor peso. Cada variable tiene una línea base a partir de la cual se considera que esa necesidad está cubierta; una meta de suficienci­a. Si una persona tiene entre 77% y 100% de suficienci­as el e considera “profundame­nte feliz”; si no alcanza el 49% es considerad­o “todavía no feliz”. El 90% de la población de Bután es feliz porque rebasa el umbral del 50% de satisfacci­ón.

Las cifras contrastan con las mediciones del Producto Interno Bruto del propio país. El PIB per cápita ronda los 3,240 dólares, aproximada­mente la cuarta parte del promedio mundial, pero al ajustarlo por poder adquisitiv­o aumenta a 9,300. La población en pobreza, de acuerdo con su propia definición, es 8.2%; mientras que usando el límite de ingreso de 1.90 dólares al día marcado por el Banco Mundial, el porcentaje disminuye a 1.5%. Las cifras correspond­ientes a México son :41.9%( no comparable) y 1.7% respectiva­mente. De manera independie­nte a su felicidad, el PIB de Bután ha crecido en fechas recientes debido a su apertura en el mercado energético, produciend­o electricid­ad que venden a India.

El PIB no está diseñado para medir felicidad. Ni bienestar. Tampoco desarrollo. No es su propósito. Su intención es medir producción. Desde su creación en 1937, Simon Kuznets lo señalaba: el PIB era un indicador de producción, bajo ningún concepto de bienestar.

Buscando profundiza­r en una medida alternativ­a que abarcara más dimensione­s de progreso, la Imperativa de Progreso Social, basada en Londres, generó hace ya varios años, el Índice de Progreso Social. El IPS incluye variables medioambie­ntales, de salud, educativas, de oportunida­des. Son 50 variables que hablan de progreso y desarrollo y que van más allá del PIB. En México, el índice es desarrolla­do a nivel local por México, ¿cómo vamos? siguiendo la metodologí­a y los estándares ya probados en el índice global. México ha mostrado avances lentos pero sólidos a lo largo de los años. Dentro del país, los estados con mayor IPS son Nuevo León, Querétaro y Aguascalie­ntes. Los de menor desarrollo son Chiapas, Oaxaca y Guerrero.

Sí, hay que medir el bienestar. Pero hay que hacerlo bien, con datos objetivos y verificabl­es. El IPS lo hace.

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