Lo que ve Sánchez
Voluntad Popular (VP), partido opositor creado por el ex prisionero político Leopoldo López, tiene sus días contados. La revolución ha aprovechado la Operación Gedeón para culminar su embestida total contra el partido en el que también milita el presidente encargado, Juan Guaidó.
Tarek William Saab, fiscal de Nicolás Maduro, interrumpió la narración de la última gesta revolucionaria (la llegada de cinco barcos iraníes cargados con gasolina tras un mes de navegación), para comunicar al país el inicio del proceso que acabará con la disolución de la «tolda naranja», como denominan a este partido opositor en Venezuela. El Ministerio Público tacha a VP de ser «una organización criminal con fines terroristas», una acusación contra un partido democrático que jamás realizaron ni contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ni contra el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que encontraron refugio en territorio venezolano. Tampoco contra Hizbulá, organización con la que mantiene lazos financieros.
Pese a que Guaidó decidió tomar cierta distancia de su agrupación a finales del año pasado, con el objetivo de aparecer como un presidente interino imparcial en el seno de los grandes partidos opositores, la nueva andanada contra VP forma parte del asfixiante cerco revolucionario que sufren tanto él como su entorno político y familiar. La estrategia chavista busca forzar la soledad del líder opositor sin llegar a detenerle para evitar la repulsa internacional.
«VP rechaza categóricamente las acusaciones del fiscal de la usurpación, en las cuales nos pretende señalar de terroristas y organización criminal, características que en realidad describen a la dictadura», se defendió el partido en un comunicado. «Nada detendrá nuestros ideales de libertad», concluyó. En su recurso de interpretación dirigido al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el fiscal aduce que «todo lo solicitado se sustenta en las gravísimas razones de hecho mencionadas, que son de conocimiento público, notorio y comunicacional». El guion revolucionario busca un sólo epílogo: la disolución de VP.
Una decisión que todo el mundo da por hecha en Venezuela, ya que el TSJ bolivariano se ha transformado desde finales de 2015 en el martillo contra el Parlamento y contra la oposición, como demuestran las 125 sentencias dictadas en su contra.
Desde que el ex prisionero político Leopoldo López, refugiado hoy en la embajada de España de Caracas, fundara VP a finales de 2009, el partido naranja ha sufrido la persecución continua e indiscriminada de la revolución, que ha encarcelado dirigentes y diputados y ha inhabilitado a sus líderes, provocando el exilio de buena parte de su dirigencia.
Donde tú tropiezas con una mentira, él encuentra un hecho alternativo. Donde tú exiges la especial responsabilidad aparejada al estado de alarma, él disfruta de la embriagadora sensación del mando único. Donde tú oyes la homilía cargante de un cursi de teleprómpter, él aprovecha una nueva ocasión para solidificar consignas en el cerebro del espectador. Donde tú compruebas su creciente aislamiento parlamentario, él prepara el próximo chantaje –él o el fascismo– y subasta otro retal del Estado. Donde tú ves una imparable degradación institucional, por la que una ministra militante promociona a fiscal general en funciones de escudo y una veintena de directores generales son colocados a dedo sin hacer oposiciones, él extiende la tela de araña del favor debido. Donde tú ves a un hortera, él ve aviones depositándole en Doñana. Donde tú quieres ver barones socialistas con vestigios de dignidad, él rememora apenas el mal sueño de aquellos insufribles perdedores a los que silenció para siempre en los estatutos. Donde tú descubres a un arribista sin lecturas, él contempla a un candidato socialdemócrata a presidir el Consejo de Europa. Donde tú señalas al plagiario, él localiza el engorroso trámite que necesitaba para trepar en el partido. Donde tú recuerdas la advertencia de Rubalcaba, él vierte otra palada de tierra y otra lágrima de hipocresía. Donde tú ves la embestida de la derecha populista, él se abre de capa para recibir a su mejor aliado ante la plaza abarrotada. Donde tú reconoces la herencia altiva de ETA, él cuenta cinco escaños como cinco soles. Donde tú te desayunas con la casa de la candidata socialista a lehendakari amenazada con pintura roja, él concede que hasta el mejor escribano echa un borrón. Donde tú ves un PSOE, él ve una peana. Donde el PSOE parece haber alcanzado el límite, él no atisba más que un nuevo principio. Donde acaba el pudor de los mortales comienza la desfachatez del cacique. Donde el jurista marca el descarrilamiento de la Constitución, él ya ha divisado el fértil barbecho del uso alternativo del derecho. Donde el socio firma un pacto, él colecciona una traición. Donde todos sorprenden a Tezanos con el barro hasta la ingle enterrando el crédito del CIS, él se asegura titulares que martillean la mente del español desinformado pero con derecho a voto. Donde aplaudimos a la Guardia Civil y a los jueces que hacen su trabajo, caiga quien caiga, él ordena represalias. Donde el empresario avizora ruina, él espera la oportunidad para culpar a la oposición. Donde el escrúpulo se planta, Sánchez acelera. Y cuando olvidas todo esto, él sonríe.
Donde aplaudimos a la Guardia Civil y a los jueces que hacen su trabajo, caiga quien caiga