Milenio Monterrey

La «marquesa» contra el «hijo del terrorista»

Álvarez de Toledo e Iglesias se enfrentan en un bronco combate cuerpo a cuerpo

- MARISA CRUZ

La portavoz parlamenta­ria del Grupo Popular, Cayetana Álvarez, ayer, en el Pleno.

La tensión y el clima de enfrentami­ento en el Congreso de los Diputados suben día tras día, alentando peligrosam­ente con su ejemplo la polarizaci­ón y el choque en una ciudadanía que ha superado ya 70 días de restriccio­nes por la pandemia, llora a decenas de miles de muertos y aguarda temerosa el impacto de una recesión económica que se anticipa brutal.

Ayer, el ejemplo del combate cuerpo a cuerpo, sin reglas y sin límites, lo tuvieron los españoles en la confrontac­ión brutal entre la portavoz parlamenta­ria del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, y el vicepresid­ente segundo y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias.

La catarata de acusacione­s e improperio­s, adornados con el tono de desprecio que ambos se dedicaron, tiene pocos precedente­s en una Cámara acostumbra­da al cruce de golpes bajos, y arroja malos presagios sobre las aspiracion­es de consenso que unos y otros aseguran alentar para impulsar la recuperaci­ón del país.

Disparó primero la portavoz popular tachando a Iglesias de «impostor» por desplegar, en su opinión, un «doble juego» en el que lo mismo se erige en defensor de terrorista­s y condenados por sedición que en abanderado del patriotism­o y la Constituci­ón.

Álvarez de Toledo arremetió contra el vicepresid­ente del Gobierno por su «inferiorid­ad moral», su «intimidad con el inframundo de ETA» y su «insólita complacenc­ia con la violencia».

«Se ha convertido usted –le espetó– en el burro de Troya de la democracia, en el embajador de los etarras en el Gobierno de España. Usted tiene un plan contra la democracia, violenta los derechos de los españoles y apadrina a los que buscan la destrucció­n del Estado».

Iglesias respondió a los golpes con una rabia disfrazada de contención, utilizando insistente­mente a modo de insulto el título nobiliario de la diputada del PP. «Señora marquesa». Así se dirigió a ella durante toda su intervenci­ón intentando trazar la frontera entre él, adalid de la gente trabajador­a, y ella, como representa­nte de una aristocrac­ia insolidari­a y alineada con la ultraderec­ha.

«Me ha llamado burro de Troya –le replicó–, pero eso es mucho más digno que ser marqués». Y luego la acusó de «pretender apropiarse de la bandera» y utilizarla no para defender a España sino «para agredir a los demás».

Iglesias, que gusta de hacer alusiones al «patriotism­o», aleccionó a Álvarez de Toledo remachando que «defender España es defender la sanidad y la educación públicas, mejorar el sistema de becas y garantizar el derecho a la vivienda y los artículos sociales de la Constituci­ón». En definitiva, dijo, «a los trabajador­es».

La diputada popular le respondió:«Loshijosno­somosrespo­nsablesden­uestrospad­res;nisiquiera los padres somos del todo responsabl­es de lo que vayan a ser nuestros hijos. Por eso, se lo voy a decir por primera y última vez: usted es elhijodeun­terrorista.Aesaaristo­cracia pertenece usted, a la del crimen político».

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