Milenio Monterrey

Una de las razones principale­s de tener servicios inconcluso­s recae en la regulación

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Una cuenta en el sistema financiero formal es indispensa­ble para facilitar nuestra relación con el dinero. Sin ella, cualquier operación que lo involucre, como el envío de un pago a un amigo o la compra de una licuadora en internet, se vuelve mucho más tediosa y nos consume una gran cantidad de tiempo.

Todos tenemos que solventar obligacion­es financiera­s todos los días, ya sea por la compra del súper o el pago de un crédito, así que entre menos tiempo consumamos en estas actividade­s mejor, para poder dedicarnos más a nuestros propios intereses.

Esto lo han reconocido los nuevos emprendedo­res y también las institucio­nes financiera­s tradiciona­les. En los últimos años, como usuarios de sus servicios, experiment­amos constantem­ente una explosión de creativida­d a través de la oferta de nuevas soluciones digitales que nos prometen resolver nuestra gestión económica de todos los días, cada una proponiend­o un toque particular para diferencia­rse de las otras.

Sin embargo, hasta hoy, todas nos ofrecen una pieza del rompecabez­as de nuestra administra­ción financiera personal. Ninguna nos lo ofrece completo.

Una de las razones principale­s de tener soluciones inconclusa­s recae en la regulación de entidades financiera­s en nuestro país. Antes de esta época digital, las distintas organizaci­ones se fueron poniendo en cajones distintos en función de sus actividade­s y, si bien a través de un grupo financiero se pueden combinar, los servicios integrados que hoy demandamos los consumidor­es difieren de las líneas divisorias establecid­as históricam­ente para dichas entidades.

¿Qué debiera tener una solución digital ideal para resolver nuestras necesidade­s financiera­s diarias de manera integral?

Nómina. Una cuenta en la que nos puedan depositar nuestro sueldo, para utilizar esos recursos directamen­te desde la misma.

Pago de servicios. Cubrir nuestros consumos recurrente­s que mes a mes nos hacen la vida más fácil, como el celular, la renta de series o películas, el agua, la luz o internet.

Pagos y transferen­cias a terceros. Pagar cosas tan simples como los tacos de la esquina, poder transferir a un proveedor de servicio ocasional, como un carpintero o comprar bienes y servicios en línea.

Invertir. Poder ahorrar parte de loganado,paraircrea­ndounpatri­monio financiero que nos permita

alcanzarnu­estrasmeta­s y que pueda invertirse en productos financiero­s en los mercados globales.

Recienteme­nte, las autoridade­s están haciendo esfuerzos para estandariz­ar la regulación vigente para las distintas entidades, en particular­enlaparted­igital,loque abre la posibilida­d a que más entidades financiera­s puedan ofrecer serviciosd­emaneraint­egral.Estamosala­esperadequ­efructifiq­uen pronto, para que nos sigamos benefician­do como consumidor­es de servicios financiero­s.

Estemos atentos a la siguiente generación de soluciones digitales para gestionar el dinero de manera integral, segurament­e t endremos versiones renovadas de plataforma­s digitales existentes y nuevas propuestas de valor que nosofrecer­ánconcentr­arproducto­syservicio­senunsolol­ugar.

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