«Mejor sacarlos, en la cárcel son mártires»
El poder económico catalán alega pragmatismo para apoyar los indultos
El presidente del Círculo de Economía, Javier Faus, entró ayer a media tarde en el hotel W de Barcelona en una extraña posición. Acababa de recibir e incluso presentar al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y al líder del PP, Pablo Casado. «Os tenéis que entender», se atrevió a decirles Faus, presidente de la influyente asociación representativa del poder empresarial catalán. Ambos políticos evitaron entrar juntos y lo hicieron a prudente distancia.
Faus estuvo también como anfitrión en la incómoda escena en la que Aragonés y la alcaldesa
Ada Colau accedieron a saludar fugazmente a
Felipe VI, aunque a quienes querían ver oficialmente era al presidente coreano. La pandemia les vino bien y no tuvieron que estrechar la mano del Monarca.
Son gestos de de una tensión institucional impensable en las grandes economías del euro, pero que fueron celebrados como avances por la élite económica catalana en muestra de cómo viven la endiablada situación política actual. Incluso se lanzaron el día de la llegada del Rey a apoyar los indultos. Lo sostienen, dicen, por puro pragmatismo, más que por simpatía con los independentistas. Ése era el consenso que afloraba en los corrillos al margen de la reunión anual organizada por el Cercle de Economía.
«Es mejor sacarlos, en la cárcel son mártires», afirmó a este diario uno de los más relevantes directivos catalanes del Cercle, la influyente asociación que tiene a altos empresarios y banqueros en su cúpula. Este empresario explicó, pidiendo anonimato, que con una inhabilitación y una multa tendrían mucha menor relevancia.
No con esas palabras, pero ésa fue la posición que adoptó públicamente ante Aragonés el propio Faus. «Cualquier medida amparada por el ordenamiento jurídico, y los indultos lo son, tendrá el respaldo del Círculo», proclamó. Pidió al dirigente de Esquerra eso sí, que haya «gestos de ida y vuelta».
«Es que debe haberlos», señaló a este diario el veterano notario y ex presidente del Círculo, Carlos
Cuatrecasas en un comentario muy compartido en los corrillos. Cuatrecasas no repudia los indultos «si sirven para mejorar la situación», pero deja claro que los independentistas «no van a conseguir el indulto social de los que creemos que han hecho mucho daño expulsando de Cataluña a miles de empresas».
También figuras catalanas claramente contrarias al independentismo como el presidente de la Cámara de Comercio Americana en España, Jaime Malet, muestran una cierta comprensión con medidas de gracia. «Yo no estoy a favor de los indultos, pero comprendo la incomodidad de gobernar con la permanencia en la cárcel de personas que han sido votadas por los ciudadanos», decía Malet en los corrillos, aunque dejando claro inmediatamente que «los indultos deberían ir acompañados de claros gestos del independentismo de respeto a las reglas del juego ».
El asunto es, no obstante, incómodo para la mayoría y muy pocos quieren hablar en público. El presidente del grupo Puig y del Instituto de Empresa Familiar,
Marc Puig, se cuidó de mencionar la cuestión catalana en el importante panel que moderó ante la presidenta del Banco Santander,
Ana Botín, de Inditex, Pablo Isla, y de Telefónica, José María
Álvarez Pallete. Centró la hora y media de debate en la pandemia y la economía sin mencionar ni de refilón que la inestabilidad de Cataluña es un factor diferencial con otras economías europeas.
Tampoco Botín, Isla y Pallete quisieron entrar en el asunto aunque los dos últimos se expresaron con el gesto de permanecer en Barcelona al término de su debate para arropar al Rey en su difícil desplazamiento, repleto de desplantes en público –que es lo que cuenta– no sólo de Aragonès, sino de Colau. «Es inadmisible la falta de educación de altos cargos públicos con el jefe del Estado. Uno puede defender lo que quiera, pero no esta descortesía con una personalidad que acude a Barcelona», afirma una empresaria catalana más bien nacionalista, pero indignada con Aragonès y Colau. En los corrillos del hotel W era fácilmente apreciable el descontento de la élite empresarial catalana con el bajo nivel de Aragonès y Colau en un momento económico tan clave.
Para salir de la parálisis, Faus resucitó como solución la «tercera vía» que incluye «una reforma consensuada del modelo territorial» avanzando «en el modelo federal» que rebaje el peso de Madrid. Se ha dicho en el pasado y lo que queda en el bucle sin aparente fin en que vive la que fuera la comunidad más próspera del país.