“Negar aspiraciones en público y grillar desde la sombra”
Por la novela Ardiente impaciencia (1985) del chileno Antonio Skármeta y su versión fílmica Il Postino (El cartero), de Michael Radford (1994), supe de las intrigas y cabildeos que caracterizaron la etapa inmediata anterior a la asignación del Premio Nobel de Literatura a Pablo Neruda, sin olvidar que en ambos casos se trata de obras de ficción.
Entonces el poeta, como manda la corrección política, negaba en privado interés alguno en el galardón de la Academia Sueca, pero se movía en las sombras del mundo literario y político promoviendo su candidatura, entre propios y extraños, hasta que logró su cometido en 1971, en medio de una humareda causada por la polémica que acompañaba el estalinismo confeso del autor.
Acaso esa cautela natural del competidor se origina en el conocimiento de los vaivenes, intereses y azares alrededor de semejante reconocimiento y la política no es la excepción en ese terreno, como ahora constata el espectador que asiste al arranque del proceso de sucesión presidencial con tres personajes perfilados sin mostrar sus cartas, un Presidente interviniendo sin el menor recato y algunos adelantados que hoy por hoy no pintan ni como eso que en el futbol llaman equipos “animadores”, tipo el Tri en los Mundiales.
Mal harían en hablar de sus aspiraciones presidenciales, debe concederse, con las trabes de concreto que soportan en su espalda Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, después de que el convoy de la Línea 12 en Tláhuac parece haberse llevado las posibilidades de ambos al vacío, sobre todo del canciller, que había sostenido una campaña basada en la llegada de vacunas con la frase “misión cumplida”.
Sobre todo de él, hay que puntualizar, a juzgar por los resultados preliminares del peritaje noruego que apunta a un desaseo en la construcción de la obra antes que en el mantenimiento, lo que sienta en el banquillo al entonces jefe de Gobierno junto con las empresas contratistas que ejecutaron los trabajos y pone a salvo, por el momento, a la doctora. Ya veremos cuándo comienzan a mostrar sus cartas los potenciales candidatos y dejan de fingir con rollos de que solo trabajan por la patria y su compromiso con los electores y que el pueblo no sé qué.
Mal harían en hablar de sus aspiraciones presidenciales