Cineworld se ampara en ley de bancarrota en EU
Financiamiento. La compañía busca reestructurar 9 mil mdd de deuda, agravada por el cierre de salas durante la pandemia
No estoy de acuerdo: el deber de los periodistas es entrevistar a figuras controvertidas. Y como descubrí en mi conversación, Karp desafía algunos estereotipos fáciles. Como otros grandes innovadores tecnológicos, es intenso, inteligente y tiene curiosidad, pero también posee un doctorado en ciencias sociales por la Universidad Goethe de Fráncfort, tiene una declarada inclinación política de izquierda y profesa su aversión por la arrogancia y la naturaleza introvertida de Silicon Valley.
Tambiéneslealalgobiernoestadunidense y está dispuesto a ayudaraWashingtonaejecutarlaspolíticas. A veces, con esto se gana los elogios: en apariencia, los servicios de datos de Palantir ayudaron a localizar a Osama bin Laden y ahora se utilizan para respaldar al ejército ucraniano. En otras ocasiones, no: los liberales denuncian el uso del software de Palantir para rastrear y deportar a los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos.Tantosicreesqueestábiencomo si te parece que está mal que la compañía ayude a llevar a cabo los asuntosdelgobierno,supreocupación es hacerlo de forma eficiente.
En cuanto a los temores sobre la entrega de datos sensibles de salud al sector privado, Palantir obtiene sus utilidades a través de contratos de administración de datos, no de su venta. Por supuesto, esto no va a calmar a sus críticos y entiendo por qué. Pero tal vez la pregunta que debe hacerse los manifestantes es: si no confían en Palantir, ¿quién prefieren que manejara los datos del NHS en su lugar? ¿Una compañía británica que pueda ser menos de vanguardia? ¿Un organismo del sector público que puede ser menos seguro? ¿O el propio NHS, que actualmente se tambalea?
Son preguntas difíciles. Cuando Karp habla acerca de mantener la seguridad de los datos del NHS suena creíble, pero no tenemos formadesaberconexactitudloque ocurre con esos datos, y la falta de supervisión que implica que compañías privadas se hagan cargo de los datos públicos es preocupante.
Muy pocos votantes, políticos o periodistas —yo incluida— saben cómo determinar qué es “seguro” cuando se trata de esta industria en rápida expansión. Como el mismo Karp señaló, el hecho de que solo un minúsculo grupo de expertos técnicos comprenda las cuestiones plantea un gran reto para la democracia moderna.
Pero justo por eso tenemos que poner a personas en su posición —y a sus críticos— en un escenario público. También debemos asegurar que haya un escrutinio público de cualquier contrato que celebre el NHS. El control final de los datos debe corresponder al servicio de salud y a sus usuarios, y a nadie más. A medida que los datos suban, estos retos serán cada vez más difíciles.
Las unidades de la cadena en Londres no abrieron en la contingencia por covid.
Cineworld, la segunda cadena de cines más grande del mundo, presentó la solicitud para la protección por bancarrota en Estados Unidos, después de hundirse bajo la carga de deuda, agravada por los cierres de las salas a causa de la pandemia.
El propietario, con sede en Reino Unido, de cadenas como Regal Cinemas, indicó ayer en una presentación que busca reducir la deuda y apuntalar su balance a través de una reestructura de sus negocios en Reino Unido, Estados Unidos y Jersey. El proceso acabará prácticamente con los accionistas.
La compañía obtuvo una línea de financiamiento de deudores en posesión de casi 2 mil millones de dólares de sus prestamistas, entre los que se encuentran los gestores de inversiones estadunidenses Invesco, Eaton Vance y State Street.
Se espera que los prestamistas tomen el control durante el proceso de bancarrota. Cineworld afirmó que presentará otros planes de reestructura “a su debido tiempo”. Mientras tanto, sus acciones, que cotizan en Londres, no serán suspendidas.
Un acuerdo para reducir la deuda y los pasivos por arrendamiento de la compañía, que ascendían a casi 9 mil millones de dólares a finales de 2021, “tendrá como resultado una dilución muy significativa de las participaciones de capital en el grupo”, señaló Cineworld, y advirtió que “no hay garantía de ninguna recuperación para los titulares de las participaciones de capital existentes”.
La solicitud se produce después de una lucha de años con una pila de deuda en la que incurrió a través de la expansión, incluida la adquisición de Regal en 2017, mientras que las ventas de boletos se vieron afectadas por el aumento del streaming junto con los cierres a causa del covid-19. El director ejecutivo de la compañía, Mooky Greidinger, acordó en dos ocasiones paquetes de rescate con los prestamistas para evitar la quiebra durante la emergencia sanitaria.
Las acciones de la cadena de cines ya perdieron más de 90 por ciento de su valor en el último año mientras el grupo se tambaleaba, aunque el lunes subieron casi 10 por ciento para llegar a 4.3 peniques y durante la jornada de ayer cerraron con un alza de 9.92 por ciento.
“La pandemia fue un momento increíblemente difícil para
nuestro negocio, con el cierre forzoso de las salas de cines y la enorme disrupción de las programaciones de las películas que nos llevaron a este punto”, lamentó Greidinger.
“Este último proceso forma parte de nuestros esfuerzos continuos por fortalecer nuestra posición financiera y busca un desapalancamiento que creará una estructura de capital más resistente y un negocio más eficaz”, añadió el director.
Cineworld planea discutir la mejora de las condiciones de arrendamiento de los cines de Estados Unidos con los propietarios y dijo que espera salir del Capítulo 11 durante el primer trimestre de 2023. Los empleados seguirán cobrando, mientras que sus cadenas, entre las que también se encuentran Cinema City, Picturehouse y Yes Planet, seguirán funcionando con normalidad.
Cineworld, una empresa familiar fundada en Israel hace casi un siglo, se expandió con rapidez en los mercados internacionales bajo la dirección de Greidinger, pero nunca logró quitarle el lugar a la compañía estadunidense AMC como la cadena de cines más grande a escala mundial.
La cadena, que opera 747 unidades y emplea a alrededor de 28 mil trabajadores en todo el mundo, también se enfrenta a un posible desembolso de mil millones de dólares a su rival canadiense Cineplex por un intento de adquisición que se abandonó en 2020. Cineworld está apelando la decisión ante los tribunales canadienses.
No es el único grupo de salas de cine que se enfrenta a graves dificultades financieras. Los prestamistas de Vue International, la tercera cadena de cines de Reino Unido, tomaron el control de la compañía en una reestructura de la deuda de mil millones de libras en julio. Por otro lado, la compañía AMC tiene pasivos por más de 5 mil millones de dólares.