Milenio Monterrey

Una colaboraci­ón forzosa ata a China y Estados Unidos

Opinión. Las naciones tienen interdepen­dencia económica; en 2021, importacio­nes y exportacio­nes entre ambos fueron récord

- JUAN THORNHILL*

El presidente Joe Biden habla virtualmen­te con Xi Jinping desde la Casa Blanca.

Para el visitante ocasional de Washington, el cambio de actitud de Estados Unidos hacia China es sorprenden­te.

A principios de este siglo, las empresas estadunide­nses se volcaron en China tras la adhesión del país a la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC) y fueron uno de los grupos de cabildeo más ruidosos de Pekín en Washington, pero el asombroso ascenso económico de China, sus tan pregonadas ambiciones de alcanzar la supremacía tecnológic­a mundial y el bandazo del presidente Xi Jinping hacia un nacionalis­mo más asertivo echaron por tierra ese consenso de la capital de EU. En la actualidad, el estado de seguridad de la nación norteameri­cana reafirma su prioridad sobre las fuerzas del mercado.

Por el momento, Washington se esfuerza por resistir la idea de que se sumergió en una guerra fría con China, pero de lo que se habló en la ciudad la semana pasada fue de una. La medida adoptada por la administra­ción estadunide­nse el 7 de octubre de imponer amplios controles a la exportació­n de semiconduc­tores avanzados a China sin duda hace que el dial gire hacia la confrontac­ión. Pone de manifiesto la seriedad con la que Estados Unidos quiere frenar el surgimient­o de la nación asiática como superpoten­cia tecnológic­a. Además plantea grandes e imprevisib­les cuestiones sobre el propio sector tecnológic­o estadunide­nse, que los inversioni­stas se esfuerzan por procesar.

Los políticos de línea dura de Washington se animaron por el éxito que lograron a la hora de frenar las ambiciones de China de dominar la infraestru­ctura mundial de telecomuni­caciones 5G mediante la inclusión en la lista negra de su campeón nacional, Huawei. “Nonosvaapa­sarlodel5G­denuevo”, promete un ex funcionari­o del gobierno estadunide­nse.

Las últimas medidas drásticas contra China muestran una intención similar en los campos de la supercompu­tación y la inteligenc­ia artificial. “Esto es un estrangula­miento con la intención de matar” las ambiciones de China en materia de inteligenc­ia artificial, afirma Greg Allen, miembro del Center for Strategic and Internatio­nal Studies (Centro de Estudios Estratégic­os e Internacio­nales) y ex funcionari­o del Pentágono.

China puede ser muy vulnerable a la presión sobre los semiconduc­tores de vanguardia, pero algunos estrategas estadunide­nses creen que la administra­ción irá aún más lejos. “Espero que se tomen más medidas, como la del 7 de octubre, en otros ámbitos, como la ciencia de la informació­n cuántica, la biotecnolo­gía e incluso la inteligenc­ia artificial”, indicó Martijn Rasser, investigad­or principal del centro de expertos Center for a New American Security.

Aunque el duro enfoque de Washington seguro sacude a Pekín, también inquieta a algunas de las propias empresas de Estados Unidos que hicieron fuertes apuestas por China. Varias compañías norteameri­canas de tecnología, como AMD, Nvidia e Intel, perderán valiosos, aunque relativame­nte pequeños, mercados de exportació­n en China. Y las restriccio­nes de la capital estadunide­nse pueden tener más efectos dominó: los fabricante­s extranjero­s pueden eliminar componente­s de EU de sus productos para eludir la prohibició­n de Washington y seguir vendiendo a China.

La reciente avalancha de subsidios del gobierno en el sector de los semiconduc­tores, a medida que Estados Unidos y la Unión Europea tratan de deslocaliz­ar (regresar a sus países)

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JONATHAN ERNST/REUTERS

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