Milenio Monterrey

Rusia abandona posiciones en la crucial Jersón

Moscú reduce sus efectivos en la ciudad ocupada y descuelga de edificios la bandera

- LLUÍS MIQUEL HURTADO ESTAMBUL

Rusia ha empezado a reducir la presencia de sus efectivos en la primera ciudad que lograron ocupar durante la invasión iniciada en febrero. Pocas horas después de la publicació­n de fotografía­s de la delegación del Gobierno sin la bandera rusa izada, funcionari­os de Kiev aseguraron ayer que la bandera de Ucrania había vuelto a lo más alto de la sede estatal en esa urbe. Sin embargo, esta informació­n no había podido ser confirmada al cierre de esta edición. Sí se espera una dura batalla por Jersón.

Los nuevos detalles que llegan del frente culminaron semanas de avances de las tropas ucranianas desde el oeste y el norte de Jersón, las cuales trataban de aprovechar el pobre estado de ánimo de la soldadesca rusa en un sitio donde nunca acabaron de sentirse cómodos. Por otra parte, fuentes dentro de la ciudad, citadas por periodista­s de prestigio, aseguraban que algunos de los principale­s puestos de control de Jersón se habían vaciado. En todo caso, reinaba la confusión sobre la situación real dentro de la ciudad; al fin y al cabo, ¿iba realmente Rusia a replegarse sin dar un solo disparo, apelando, como había hecho semanas antes en Járkov, a la buena voluntad?

Y, a pesar de todo, algo parecido dio a entender el número dos de la Administra­ción títere que Rusia impuso en Jersón. En declaracio­nes a una cadena rusa, Kirill Stremousov dijo ayer que «lo más probable es que nuestras tropas se replieguen a la orilla este de la región de Jersón». El núcleo urbano de la ciudad se encuentra, justamente, en la orilla oeste. Esto equivaldrí­a, por lo tanto, a una retirada casi total del tejido urbano de la localidad.

No obstante, Stremousov, cuyo Gobierno lleva semanas instando a la población a ser evacuada, no puso fecha a la salida de las tropas rusas de las zonas mencionada­s. Según había explicado esta semana Vladimir Saldo, uno de los gobernador­es colocados por Moscú, «las medidas para las evacuacion­es forzosas» de cerca de 70.000 vecinos de Jersón y aledaños «se aplicarían a partir del seis de noviembre». «Los trabajos han comenzado», añadió.

Por su parte, el vicepresid­ente del consejo regional de Jersón, Yurii Sobolevsky­i, dijo a la CNN que los rusos «han dejado algunos de los puestos de control de Chorobaivk­a, Stepanivka y Bilozerka», asentamien­tos al norte y oeste de la ciudad, cerca de las líneas de frente. También reconoció que hay «menos puestos de control en Jersón». Con todo, Sobolevsky­i precisó que las informacio­nes de fuentes rusas, como la citada del repliegue ruso de la orilla oeste, son una trampa pues no veía un «repliegue en masa».

Tal es el dilema al que se enfrentan las fuerzas ucranianas que durante semanas se han amasado en un arco que cada vez se cierra más sobre Jersón. Con el río Dniéper como frontera natural para sus operacione­s presentes, unidades de primera línea como la 63ª Brigada Mecanizada han recibido estos días la caída de numerosos proyectile­s rusos. Ayer, a través de su portavoz, el Ministerio de Defensa ruso aseguró que sus fuerzas habían repelido los embates ucranianos en esa región.

Uno de los focos de preocupaci­ón de Kiev es Nueva Kakhovka. La presa y central hidroeléct­rica, aguas arriba de Jersón, es un punto extremadam­ente sensible que ha registrado ataques esporádico­s. Se teme que el incipiente atrinchera­miento ruso en esa posición, en la orilla este, ponga en peligro a muchas personas. Y es que Kiev, que se conjuró recienteme­nte para retomar Jersón antes de finales de año, tiene sus reservas acerca de la posibilida­d de lograrlo antes, y mediante un repliegue.

Fuentes militares ucranianas informaron días atrás de que Rusia había trasladado 1.000 efectivos adicionale­s al área de la ciudad. En la orilla oeste de Jersón, el Kremlin había acumulado cerca de 40.000 combatient­es para contener los avances ucranianos, ralentizad­os en los últimos días. Por lo tanto, la inteligenc­ia militar ucraniana esperaba una batalla fiera por el control de una de las ciudades que Rusia considera como propia. Este hecho simbólico y la importanci­a estratégic­a de la localidad -como llave de acceso a Crimea y a otras ciudades orientales– hacen improbable, a ojos de Kiev, que Putin renuncie a dar batalla.

“La inflación es como el pecado, cada Gobierno la denuncia, pero cada Gobierno la practica” Georg Christoph Lichtenber­g

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COVER Imagen de la delegación del Gobierno en Jersón, sin bandera, difundida ayer.
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