El abismo de Adán
Todo se revuelve sin remedio en la atolondrada mente del cartujo. Al hojear la nueva edición de Drácula (RBA, 2022),de Bram Stoker, se detiene en estas líneas: “aquel hombre salía entero por la ventana y empezaba a deslizarse bajando por el muro del castillo, sobre el abismo espantoso, cabeza abajo, con la capa abierta a los lados como unas grandes alas”; sin motivo aparente, en vez de pensar en otros clásicos del género, recuerda un texto publicado hace poco en Excélsior en el cual Ricardo Peralta, subsecretario de Gobierno de la Secretaría de Gobernación en tiempos de Olga Sánchez Cordero, elogia el cambio de política en esa institución emprendido por Adán Augusto López Hernández, quien en su gira por todo el país impulsa sutilmente a catorrazos la aprobación en los congresos locales de la reforma constitucional para prolongar la militarización de la seguridad pública hasta 2028.
Para Peralta, implacable en su defensa de la 4T, ese recorrido, inútil y oneroso cuando todo está consumado, “constituye un acto inédito de enorme apertura que refleja la verdadera transición democrática donde el convencimiento a las diversas ideologías se convierte en la gran meta, que es pacificar a México”.
¿Cómo está logrando López Hernández ese “convencimiento”? Como
lo hace su paisano y jefe cada mañana, sin dejar títere con cabeza cuando se trata de críticos o adversarios, o susurrándoles al oído, risueño, a la vista de todos, las prerrogativas de la impunidad a personajes como Alejandro Moreno, líder nacional del PRI, a cambio de su absoluta sumisión, como se verá en los siguientes meses.
En una segunda vuelta por el país, el secretario de Gobernación volverá a deslizarse, desplegando sus alas negras, por el abismo de la discordia para “socializar” la reforma electoral. Lo dijo este viernes en Guerrero, donde, como en el resto de México, la violencia no se detendrá mientras el único objetivo de los políticos—de Morena o cualquier otro partido — sea obtener o conservar el poder, así sea pactando con el diablo.
Por cierto, el escrito de Peralta se titula “Adán Augusto, pacificador”.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.
El titular de Segob volverá a deslizarse por el abismo de la discordia