Milenio Monterrey

Alejandro Encinas, entre la necedad y el ridículo

- JUAN IBARROLA C. j.ibarrola@cadenadema­ndo.com @elibarrola www.cadenadema­ndo.com

En política, la gran mayoría de las veces triunfa la necedad. Algunos actores políticos dejan de ser necios cuando la legalidad les da una bofetada y de necios pasan a ridículos; sin embargo, quien tiene algo de dignidad se retira de manera silenciosa, como “traidor de ópera”.

En la ideología, la gran mayoría de las veces el entorno modifica a la misma, y es ahí cuando cambia. Nuevamente, solo los necios creen que con sus ideas estancadas en el anacronism­o van a salir adelante y otra vez, de grandes necios pasan al gran ridículo, solo que a diferencia de la política, la ideología los marca y los señala como lo que son. El ideólogo necio no sale nunca de su ridículo.

Todo viene a cuento debido al actuar irresponsa­ble de Alejandro Encinas, como presidente de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia (Covaj). Viene a cuento porque tanto en política como en ideología, Encinas ya demostró lo que es: un necio que ha caído en el ridículo por mentir, por violar y abusar de la ley, por seguir “emperrado” en encontrar una verdad para el caso Ayotzinapa que, simplement­e, jamás podrá encontrarl­a y mucho menos lo hará, cobijado en su necedad de que los militares tienen responsabi­lidad en el caso.

Qué más le falta en la necedad y en el ridículo al también subsecreta­rio de Derechos Humanos, porque ya quedó demostrado que el General José Rodríguez Pérez, el Capitán José Martínez Crespo, el Subtenient­e Fabián Alejandro Pirita y el Cabo Eduardo Mota Esquivel, no son culpables o responsabl­es de lo que Encinas evidenció con falsedades y trampas. Hasta sus propias huestes se han desmarcado ya de Encinas, debido a que -al igual que aquel fiscal Pablo Chapa Bezanilla- en la búsqueda de la verdad, solo produjo mentiras.

Lo grave es que no solamente son 43 familias las que sufren; se le deben agregar las 4 familias de los militares presos, ya que los cuatro no son delincuent­es, no tienen una ideología política y han demostrado en su carrera militar su responsabi­lidad y disciplina. Delincuenc­ia organizada y desaparici­ón forzada, son los dos cargos que creyó el necio de Alejandro Encinas, eran suficiente­s para apresarlos.

Ambos cargos se basan en la gran mentira de Encinas, con los “pantallazo­s” que son más falsos que la falsedad ideológica de querer culpar a los soldados por todo y en todo.

Se terminó después de 40 años el fuego que implicaba la madrugada del 2 de octubre y la forzosa responsabi­lidad de los soldados en esa noche en Tlaltelolc­o. Se necesitaba para algunos necios como Encinas, encontrar el nuevo fuego que ahora se llama Ayotzinapa.

Pareciera que en su mente solo pasa la idea de que, “hay que castigar a los soldados, solamente por ser soldados”.

Ojalá que el flamante presidente de la Covaj pague por su necedad y mendacidad.

Hay 43 familias con las que se ha jugado de manera perversa, nunca tendrán verdad y justicia.

Las cuatro familias militares son víctimas también.

Cabo de Guardia.

Mil doscientos kilos de cocaína fueron asegurados por la Armada de México en Guerrero.

Para que luego no anden diciendo por ahí que ya no hay decomisos o acciones en contra de la delincuenc­ia.

Los soldados de tierra, mar y aire tienen un enemigo que se llama delincuenc­ia organizada.

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