Milenio Monterrey

Podemos desafía a Yolanda Díaz y lleva su relación hasta el límite

El partido ‘morado’ se desata en duros reproches contra ella y le exige «respeto»

- ÁLVARO CARVAJAL

La relación entre Podemos y Yolanda Díaz llega a una situación límite. Y ayer estalló con toda su crudeza en una de las grandes citas anuales del partido morado, donde se vapuleó a la vicepresid­enta como nunca antes se habían atrevido a hacer sus dirigentes. Fue el regreso de un Pablo Iglesias desatado y aclamado, que dio un puñetazo en la mesa de su antigua amiga para exigirle «respeto» y un papel destacado en la reconfigur­ación del espacio que ha de culminar con una candidatur­a liderada por ella.

Las advertenci­as ya se confunden con las amenazas. «¡Ay de aquel o aquella que se atreva a faltarle el respeto a la militancia de Podemos!», avisó desafiante el líder emérito. Mientras esa militancia vio a Irene Montero postularse con hechuras de líder por si al final se diera una ruptura.

Que la candidatur­a para las generales vaya a estar compuesta por Sumar –Díaz– y Podemos es ahora mismo, tal y como están las cosas, aventurado de decir. Porque hay un choque frontal sobre cómo debe ser y qué papel tiene que jugar el partido morado y sus figuras. Díaz insiste en que aspira a superar los partidos y crear algo nuevo en el que las organizaci­ones dejen espacio a la sociedad civil, pero en Podemos son consciente­s de que eso significa perder el poder y los puestos clave de las listas electorale­s, que consideran que son suyos por méritos acreditado­s desde 2014 y por ser la fuerza hegemónica en el espacio. «No hay discurso más reaccionar­io que el que dice que los partidos son el problema», disparó Iglesias.

Podemos se resiste a entregar todo a Díaz a cambio de recibir incertidum­bre, y libra una batalla interna por hacerse prevalecer que también se traslada a las decisiones estratégic­as dentro de Unidas Podemos y de cara al ciclo electoral, donde se advierte de que hay «algunos» que creen que si los morados se hunden tendrán una «magnífica oportunida­d» para alumbrar una «nueva izquierda». «¿Quién piensa que le puede ir bien a una candidatur­a de izquierdas en las generales si a Podemos le va mal en las elecciones municipale­s y autonómica­s? Hay que ser estúpido», dijo Iglesias, en alusión a Díaz.

Hay tres grandes episodios dentro del Gobierno que también han desencaden­ado este ambiente de alta tensión entre Podemos y la vicepresid­enta. Y los tres sirvieron ayer de munición para disparar contra ella en la clausura de la Uni de Otoño de Podemos, el foro de reflexión y rearme ideológico que celebró el partido. Uno es la guerra de Ucrania. Podemos no olvida que Díaz apoyó a Sánchez para enviar armas a Ucrania y dejó solo a Podemos en su rechazo. Iglesias cargó contra la «ingenuidad estúpida de muchos sectores de la izquierda que tuvieron miedo a decir que no». Y no fue el único que le criticó plegarse a la OTAN y al militarism­o.

El otro episodio que escuece es la negociació­n de los Presupuest­os. Podemos cree que Díaz no peleó hasta el final las propuestas centrales en vivienda, Ley de Familias o el gasto militar que venían reclamando. Ayer se presentó a Podemos como una fuerza que no se deja «ceder ni vencer por la presión» ni frente al poder. «Lo difícil es defender las cosas cuando nadie cree en ellas», dijo Irene Montero, «no cuando están en el BOE».

El tercer episodio, y al que más se ha aludido todo el fin de semana, es la renovación del CGPJ. Díaz y Enrique Santiago (IU), que eran el vínculo de Unidas Podemos con la negociació­n, aceptaron para lograr el pacto con el PP la condición de que nadie saltara del Gobierno al Consejo. Eso dejaba fuera a Victoria Rosell. Si Podemos ya asedió a Díaz para que no aceptara, este fin de semana Montero ha dejado ver que habrían votado en contra de un pacto que buscaba «blanquear al bipartidis­mo». Eso habría roto Unidas Podemos. Iglesias lo presentó como una sumisión al poder y alardeó de que «los que aceptaron el veto no lo podrán reconocer jamás», por lo que eso significa.

Estas críticas a la líder del espacio quedan en segundo plano comparadas con lo que se le dice sobre el futuro y las elecciones. Ayer sacó su lado más beligerant­e y cruzó una línea que veremos las consecuenc­ias que puede acarrear. El clima se hace irrespirab­le y se parece cada día más al que llevó a Íñigo Errejón a romper.

Iglesias recalcó que su formación fue «generosa» al elegir a Díaz como candidata pese a que no era de su organizaci­ón. «Y Podemos tiene que seguir siendo generosa para confluir con Sumar en las generales, pero Podemos debe ser respetada». Mismo mensaje que dio Juan Carlos Monedero: «Quien quiere liderar tiene que estar a la altura de los retos y respetar a la fuerza política que más ha hecho desde la izquierda en España».

Podemos sale conjurado con reivindica­rse y exigir su hueco. Veremos si también con romper si no lo tiene.

 ?? ÁNGEL NAVARRETE ?? Pablo Iglesias, ex secretario general de Podemos, este domingo en la clausura del foro ideológico del partido (Uni de Otoño), junto a Irene Montero.
ÁNGEL NAVARRETE Pablo Iglesias, ex secretario general de Podemos, este domingo en la clausura del foro ideológico del partido (Uni de Otoño), junto a Irene Montero.

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