Oídos sordos
Hace unos días participé en una mesa de expositoras de primer nivel, que me hicieron sentirme honrada de formar parte de ella, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde yo era la única integrante de Morena. Ya de hecho me habían informado que había habido resistencia a presentarme como invitada por mi filiación política. Durante mi intervención, como siempre lo hago, acudí a conceptos académicos, serios, para analizar la política económica del presente régimen. No hice sino empezar mi disertación sobre el tema cuando el abucheo, rechiflas e insultos no se hicieron esperar, impidiendo que yo continuara con mi exposición de manera tersa e informativa.
Salí muy consternada, porque se trataba de un foro académico al que traté como tal en un discurso académico.
No cabe duda. El segmento que yo llamaría con acceso al micrófono por medio de escritura en prensa, hablada o escrita, o redes sociales, está inmerso en un ambiente visceral donde ya decidimos no escuchar a quien pueda pensar de manera diferente a nosotros.
Sin embargo, entre nosotros se encuentran los líderes en el ámbito político, académico o cualquier otro ámbito que les otorga posibilidades de convencer a través de su análisis y expresión de sus ideales sociales. Somos entes activos merced al micrófono, a diferencia de otro 70 por ciento de la población que solo puede expresar sus deseos esporádicamente a través del voto —si acaso—; tenemos, pues, una gran responsabilidad de incidir en el futuro de nuestro país, por lo que tenemos también la responsabilidad de trabajar por intereses comunes, de encontrar coincidencias y acuerdos. Y esto es más cierto que nunca en la actividad legislativa, donde no existe diálogo y encuentro, sino negativas totales a escuchar al otro.
En las calles, en el ámbito social, los oídos sordos necesitan liderazgo orientado a buscar una manera sana de dialogar entre nosotros. En las tribunas, nuestros líderes deben buscar puntos de coincidencia, que me consta que son muchos. Con oídos sordos pasaremos a la historia como la generación que no contribuyó al acuerdo del rumbo de México porque no hubo espacio de propuestas, que solamente encuentran terreno fértil con oídos atentos respetuosos y sobre todo abiertos, dispuestos.
Tras la imposibilidad de construir la mayoría calificada en la Cámara de Diputados para aprobar las modificaciones constitucionales de la reforma político-electoral de López Obrador, Ignacio Mier, tras consultárselo en la víspera vía Adán Augusto López Hernández, anunció por la mañana que retiraba el dictamen aprobado el lunes y anotado para subirlo al pleno ayer mismo y que lo posponía al próximo día 6, cuando queden apenas nueve días de este periodo.
Mier fue muy claro: no tienen los votos para lo que quiere el Presidente, por lo que buscarán ahora con su plan B, que no pasa por enmiendas constitucionales, son reformas a seis leyes electorales secundarias.
El presidente de la Junta de Coordinación Política de los Diputados y coordinador de la bancada de Morena me aseguró que dicho plan presidencial, al no poder cambiar la Constitución, mantiene a los diputados plurinominales y a los uninominales, y a los senadores de la primera minoría; que no cambian los requisitos constitucionales de elección de consejeros ni de magistrados, aunque, respetando el procedimiento legal, los primeros podrían salir de una insaculación o de una tómbola cuatroteísta.
Lo que busca esa segunda propuesta presidencial en el caso del INE es reducir funciones y operaciones, extendidas por acuerdos de su consejo general y no previstas en la ley, vía el ya aplicado recorte presupuestal, atribución exclusiva de la Cámara de Diputados que solo necesita mayoría simple, que al oficialismo le sobra.
Y en eso va la reforma político-electoral de López Obrador, pero ya no como la quería, por falta de votos para la mayoría calificada, que es lo esencial.
RETALES
1. MENSAJE. Ayer en la mañanera a través de uno de sus ridículos yututuberos que, sabiendo mi nombre, no tiene el valor de mencionarlo, para que me invite allí para confrontarlo. Así las cosas en los tiempos estelares de la 4T;
2. OTRO. Ayer le contaba de las epigmenioaventuras: me han peinado francotiradores, me han disparado ráfagas directas, he estado a punto de que me fusilen, he caído en emboscadas, he estado a punto de volar en pedazos, me he volcado tres veces, me salí por el parabrisas a 160 kilómetros por hora, y se desmayó en la marcha. Respondió que tiene testigos que también superaron, digo, sus pruebas, pero no los cita. Y que no me vio en la calle el domingo y no, no soy el camarógrafo ni el productor del Presidente; y
3. PATRIA. Otra vez vuelvo a preguntar qué pasó con la vacuna Patria del Conacyt, que estaría lista, engañaron al Presidente, en diciembre del año pasado y hoy, a un año de distancia, no hay nada más que la importación por millones de tres vacunas cubanas sin autorización de la OMS. Todo sea por financiar al régimen de DíazCanel más que inocular a los mexicanos.
Nos vemos mañana, pero en privado
Decidimos no escuchar a quien pueda pensar de manera diferente